El trabajo se encuadra dentro del modelo del aprendizaje funcional significativo, partiendo del análisis interaccional, trabaja el aspecto conductual, cognitivo conductual y enfatiza el crecimiento personal individual.
Se parte con una entrevista inicial con los familiares, prerrequisito para las posteriores observaciones y evaluaciones individuales del postulante, estas abarcan las áreas relacionadas a aspectos psicosociales, cognitivos, conductuales, de desarrollo y sensoriales. Una vez recolectados los datos se realiza una reunión para la devolución del informe, acompañado de una propuesta de trabajo en caso de admisión. Llegado a un acuerdo, se determina el servicio y el programa acorde a las necesidades individuales, el participante es organizado para acceder al trabajo terapéutico según lo convenido, sean estas sesiones de trabajo individual o de asistencia diaria por más horas. El niño puede ser preparado individualmente, apuntando a una progresiva interacción grupal. Si acude a un programa de grupo, va rotando según actividades, recibiendo entrenamiento individual, personalizado o grupal. De esa manera adquiere habilidades que luego practica y generaliza en un marco de interacción social.
Nuestro Modelo
La estructura escolar limita las posibilidades de entrenar habilidades para la vida diaria, partiendo de la situación misma. Es así como las necesidades afectivas y emocionales, más que las cognitivas, requieren una adecuación de los sistemas psicológicos, una organización especial del comportamiento y las funciones psicosociales de la persona.
El lugar de trabajo es el espacio físico de una casa, en donde se desarrollan las actividades correspondientes según las áreas, funcionalizando al máximo la habilidad desde lo situacional.
La casa permite un orden cotidiano menos restrictivo, en donde son posibles situaciones personales, afectivas, corporales, comunicativas, verbales y de interacción grupal en cuyos espacios se viven y experimentan actividades que tienen objetivos claramente programados y que promueven el intercambio afectivo y efectivo de las intervenciones, por ser actividades cualitativamente significativas y motivantes. Con el ambiente aparentemente menos estructurado, se van dando situaciones de aprendizaje incidental, accidental y programado. La vida cotidiana provee un universo muy amplio de situaciones que permite la psicoeducación, ayuda a la práctica y facilita la generalización a contextos similares o cotidianos.
Recursos Metodológicos
Las actividades son coordinadas por psicólogos que actúan de terapeutas conductuales y facilitadores, voluntarios observan y registran las interacciones, conductas y eventos significativos. La recolección de datos se realiza por medios fílmicos, fotográficos y gráficos.
Los recursos metodológicos se realizan a través del entrenamiento individual o grupal y se encuadra en el enfoque del análisis conductual y funcional de la conducta, modelos relacionales y funcionales, estrategias comunicacionales y aumentativas, terapia cognitiva conductual, estimulación e integración sensorial, uso de la informática como apoyo pedegógico para el mantenimiento de habilidades cognitivo académicas y tutorías individuales con abordaje psicoterapéutico personalizado.
Diariamente se refuerzan las habilidades básicas, prerrequisitos para el aprendizaje, las sociales, adaptativas, los aspectos conductuales, comunicacionales, de relacionamiento y de vida independiente. Diaria, semanal o mensualmente se realizan las evaluaciones, retroalimentación y/o autoevaluaciones de aspectos psicoafectivos y psicosociales. Los informes gráficos se presentan tres veces en el año y todos van acompañado de sugerencias de trabajo para la familia. Creemos en el trabajo de la familia, con pautas unificadas de educación conciente y responsable por y para lo cual se trabaja a través de reuniones, talleres y tutorías permanentes con visitas domiciliarias periódicas. Los niños incluidos en programas regulares reciben un acompañamiento que consiste en observaciones de aula, sugerencias, tutorias y talleres a maestros, así como interconsultas con los demás profesionales en la labor.
Se parte con una entrevista inicial con los familiares, prerrequisito para las posteriores observaciones y evaluaciones individuales del postulante, estas abarcan las áreas relacionadas a aspectos psicosociales, cognitivos, conductuales, de desarrollo y sensoriales. Una vez recolectados los datos se realiza una reunión para la devolución del informe, acompañado de una propuesta de trabajo en caso de admisión. Llegado a un acuerdo, se determina el servicio y el programa acorde a las necesidades individuales, el participante es organizado para acceder al trabajo terapéutico según lo convenido, sean estas sesiones de trabajo individual o de asistencia diaria por más horas. El niño puede ser preparado individualmente, apuntando a una progresiva interacción grupal. Si acude a un programa de grupo, va rotando según actividades, recibiendo entrenamiento individual, personalizado o grupal. De esa manera adquiere habilidades que luego practica y generaliza en un marco de interacción social.
Nuestro Modelo
La estructura escolar limita las posibilidades de entrenar habilidades para la vida diaria, partiendo de la situación misma. Es así como las necesidades afectivas y emocionales, más que las cognitivas, requieren una adecuación de los sistemas psicológicos, una organización especial del comportamiento y las funciones psicosociales de la persona.
El lugar de trabajo es el espacio físico de una casa, en donde se desarrollan las actividades correspondientes según las áreas, funcionalizando al máximo la habilidad desde lo situacional.
La casa permite un orden cotidiano menos restrictivo, en donde son posibles situaciones personales, afectivas, corporales, comunicativas, verbales y de interacción grupal en cuyos espacios se viven y experimentan actividades que tienen objetivos claramente programados y que promueven el intercambio afectivo y efectivo de las intervenciones, por ser actividades cualitativamente significativas y motivantes. Con el ambiente aparentemente menos estructurado, se van dando situaciones de aprendizaje incidental, accidental y programado. La vida cotidiana provee un universo muy amplio de situaciones que permite la psicoeducación, ayuda a la práctica y facilita la generalización a contextos similares o cotidianos.
Recursos Metodológicos
Las actividades son coordinadas por psicólogos que actúan de terapeutas conductuales y facilitadores, voluntarios observan y registran las interacciones, conductas y eventos significativos. La recolección de datos se realiza por medios fílmicos, fotográficos y gráficos.
Los recursos metodológicos se realizan a través del entrenamiento individual o grupal y se encuadra en el enfoque del análisis conductual y funcional de la conducta, modelos relacionales y funcionales, estrategias comunicacionales y aumentativas, terapia cognitiva conductual, estimulación e integración sensorial, uso de la informática como apoyo pedegógico para el mantenimiento de habilidades cognitivo académicas y tutorías individuales con abordaje psicoterapéutico personalizado.
Diariamente se refuerzan las habilidades básicas, prerrequisitos para el aprendizaje, las sociales, adaptativas, los aspectos conductuales, comunicacionales, de relacionamiento y de vida independiente. Diaria, semanal o mensualmente se realizan las evaluaciones, retroalimentación y/o autoevaluaciones de aspectos psicoafectivos y psicosociales. Los informes gráficos se presentan tres veces en el año y todos van acompañado de sugerencias de trabajo para la familia. Creemos en el trabajo de la familia, con pautas unificadas de educación conciente y responsable por y para lo cual se trabaja a través de reuniones, talleres y tutorías permanentes con visitas domiciliarias periódicas. Los niños incluidos en programas regulares reciben un acompañamiento que consiste en observaciones de aula, sugerencias, tutorias y talleres a maestros, así como interconsultas con los demás profesionales en la labor.