Allá por el 2004 hablábamos del Proyecto de Desarrollo Psicosocial, un proyecto que se iniciaba, el cual nos planteó grandes desafíos con los jóvenes. Estos desafíos fueron citados en el proyecto que trascendió en el programa que duró 4 años, con el grupo inicial.
Primer desafío
“Si hemos logrado dar a nuestr@ hij@ con discapacidad los instrumentos necesarios para hacer cosas en la vida, estimulando en ell@s la curiosidad y el deseo de aprender, si le hemos ayudado a desarrollar medios para comunicarse y para ser independientes, y si hemos logrado que sean conscientes de sus habilidades y limitaciones, mucho habremos hecho para guiarlos para su propio proyecto de vida”.
Analizando lo anterior observamos en los/as “adolescentes” de entonces, un manejo disfuncional en cada uno de los conceptos nombrados desde el inicio del Proyecto PDP, aplicados muy bien desde el “ámbito escolar”, y como todo jóven o persona de nuestra sociedad, con una gran incertidumbre para aplicarlo con convicción y seguridad para su propia valía. Por ello, ya con este primer desafío surge el actual nombre para nuestro proyecto: “Programa de Desarrollo Psicosocial”, el cual, fue tomando fuerza y trabajo para llevar uno a uno a la aplicación de esos conceptos que se daban como sabidos y aprobados a nivel educativo, pero como desafío para las y los jóvenes al utilizarlos, aplicarlos, vivenciarlos, en su propia vida.
Segundo desafío
“Cuando las condiciones del entorno y factores humanos están en equilibrio se desarrollan sentimientos de confianza en sí mism@, aumenta la motivación y seguridad, la satisfacción y salud en general. Un desequilibrio entre las oportunidades y exigencias ambientales por un lado y las necesidades, aptitudes y aspiraciones por otro trae una mala adaptación y surgen respuestas inadecuadas de carácter cognoscitivo, emocional, fisiológico y de comportamiento. Todo depende entonces de las habilidades del individuo para hacer frente a las situaciones difíciles de la vida, enfrentar la adversidad y salir adelante aprendiendo de las mismas; utilizando estas habilidades para resolver problemas, así como la autonomía, el sentido del humor, la autocrítica, la comunicación, igualmente propósitos y expectativas que ayuden a obtener un rendimiento personal más elevado”.
Este fue el segundo desafío que enfrentó arduamente el Programa PDP, enfrentar los criterios de realidades de cada una y uno de las y los participantes y el trabajo que conlleva.
Romper el paradigma escolar en jóvenes disfuncionales, rescatar el enorme esfuerzo que hasta ahora habían desarrollado en el ámbito educativo (sin restarle importancia), es, fué y será una tarea ardua, porque al trasmitir valores y conceptos tan subjetivos y abstractos, la evaluación puede resultar ambigua, ya que podemos estar evaluando desde lo teórico como concepto, lo cual no va a tener la misma perspectiva si lo evaluamos a nivel de la “reflexión personal”.
Las habilidades individuales y el equilibrio cognitivo, emocional, fisiológico y de comportamiento son importantes para que dichos conceptos o valores tomen el sentido “pulsador”o “motivador” correspondiendo como principios válidos para nuestro propio proyecto de vida y por ende, para el propio desarrollo humano.
Mientras dura el proceso del Programa, la evaluación constante dependerá del desarrollo y crecimiento de cada participante y facilitador/a del mismo. Enfrentarnos con esta tarea, es enfrentarnos a nosotras y nosotros mismos como seres humanos y el reconocer cada uno de estos conceptos y valores, es la meta para proyectarnos hacia un futuro.
Primer desafío
“Si hemos logrado dar a nuestr@ hij@ con discapacidad los instrumentos necesarios para hacer cosas en la vida, estimulando en ell@s la curiosidad y el deseo de aprender, si le hemos ayudado a desarrollar medios para comunicarse y para ser independientes, y si hemos logrado que sean conscientes de sus habilidades y limitaciones, mucho habremos hecho para guiarlos para su propio proyecto de vida”.
Analizando lo anterior observamos en los/as “adolescentes” de entonces, un manejo disfuncional en cada uno de los conceptos nombrados desde el inicio del Proyecto PDP, aplicados muy bien desde el “ámbito escolar”, y como todo jóven o persona de nuestra sociedad, con una gran incertidumbre para aplicarlo con convicción y seguridad para su propia valía. Por ello, ya con este primer desafío surge el actual nombre para nuestro proyecto: “Programa de Desarrollo Psicosocial”, el cual, fue tomando fuerza y trabajo para llevar uno a uno a la aplicación de esos conceptos que se daban como sabidos y aprobados a nivel educativo, pero como desafío para las y los jóvenes al utilizarlos, aplicarlos, vivenciarlos, en su propia vida.
Segundo desafío
“Cuando las condiciones del entorno y factores humanos están en equilibrio se desarrollan sentimientos de confianza en sí mism@, aumenta la motivación y seguridad, la satisfacción y salud en general. Un desequilibrio entre las oportunidades y exigencias ambientales por un lado y las necesidades, aptitudes y aspiraciones por otro trae una mala adaptación y surgen respuestas inadecuadas de carácter cognoscitivo, emocional, fisiológico y de comportamiento. Todo depende entonces de las habilidades del individuo para hacer frente a las situaciones difíciles de la vida, enfrentar la adversidad y salir adelante aprendiendo de las mismas; utilizando estas habilidades para resolver problemas, así como la autonomía, el sentido del humor, la autocrítica, la comunicación, igualmente propósitos y expectativas que ayuden a obtener un rendimiento personal más elevado”.
Este fue el segundo desafío que enfrentó arduamente el Programa PDP, enfrentar los criterios de realidades de cada una y uno de las y los participantes y el trabajo que conlleva.
Romper el paradigma escolar en jóvenes disfuncionales, rescatar el enorme esfuerzo que hasta ahora habían desarrollado en el ámbito educativo (sin restarle importancia), es, fué y será una tarea ardua, porque al trasmitir valores y conceptos tan subjetivos y abstractos, la evaluación puede resultar ambigua, ya que podemos estar evaluando desde lo teórico como concepto, lo cual no va a tener la misma perspectiva si lo evaluamos a nivel de la “reflexión personal”.
Las habilidades individuales y el equilibrio cognitivo, emocional, fisiológico y de comportamiento son importantes para que dichos conceptos o valores tomen el sentido “pulsador”o “motivador” correspondiendo como principios válidos para nuestro propio proyecto de vida y por ende, para el propio desarrollo humano.
Mientras dura el proceso del Programa, la evaluación constante dependerá del desarrollo y crecimiento de cada participante y facilitador/a del mismo. Enfrentarnos con esta tarea, es enfrentarnos a nosotras y nosotros mismos como seres humanos y el reconocer cada uno de estos conceptos y valores, es la meta para proyectarnos hacia un futuro.
Cuando el programa de Desarrollo Psicosocial sienta su base en el Proyecto de vida, se apoya en ejes comunicacionales, de interacción personal-grupal; salud y seguridad y los aspectos socio y psicosociales; lo cual se conjuga y permite que cada participante en cada momento de su vida los conciba y vivencie acorde a su propia experiencia personal. Dicha evaluación dependerá entonces de una multiplicidad de factores, entre ellos las características individuales y por sobre todo, la forma en que cada uno/a construyó su propia realidad. Así gradualmente irán aceptando las pautas por las cuales deben recibir la información que le entregan los demás participantes; de acuerdo a la imagen que tenga de sí mismo o misma, va a entender cuan realista es ( sus propias limitaciones y capacidades). Esto dependerá de la propia concepción real, de su vida personal, de sus vivencias, de una observación de su propia vida y de su propia realidad para llegar a una conclusión luego de interactuar con los demás y a partir de esto, de la relación con el otro u otra, cada integrante considerará desde su propia vivencia y reflexión personal qué es lo mejor para Ella o El, para su propio bienestar o calidad de vida, y con esto también lograremos darnos cuenta que el bienestar y la calidad de vida es propia a cada persona.
Surge entonces uno de nuestros fines; construir una sociedad con personas responsables, con autocontrol, autónomas, con un autoconcepto real, (con limitaciones y habilidades), con autoestima, seguros/as, motivados/as y por sobre todo, capaces de crear, creer y alcanzar, su propio proyecto de vida.
Tercer desafío
Lo que se experimenta día a día en nuestros talleres y dinámicas; refiriéndonos a la forma de sentir o pensar acerca de algo está influido directamente por los factores del entorno. De esta manera, las personas (definidas como seres sociales) se transforman en la intersección de éstos factores, es decir, “nosotros/as, todos/as operamos en nuestra vida en muchos y diferentes dominios de realidad”.
Este planteamiento, se fue dando durante el transcurso de cada una de las dinámicas y talleres del ProgramaPDP; el "mirarse como personas con Talentos y Limitaciones" fue nuestro Tercer Desafío, ya que de acuerdo a lo anterior, si se está determinado por el entorno en el que se está inserto, podría pensarse que la calidad de vida se daría igual para las distintas culturas y pudiera definirse el concepto abordando los distintos factores de cada cultura, pero no basta con eso. Hay un espacio en el medio de las intersecciones de factores que influyen en el accionar como la tan mencionada cultura; la historia personal y ese espacio es lo que le da a cada persona su manera de sentir la vida, sus expectativas, sus metas, sus deseos y su sentido de vida. Estos factores cumplen un rol fundamental en lo que la persona va a entender o va a buscar para su bienestar o calidad de vida y cómo enfrentará la adversidad.
Desde esta perspectiva, "no se puede hablar de calidad de vida sin considerar las diferencias individuales, y lo más importante, sin olvidar que se está hablando de la felicidad de las personas".
Algunos de los aspectos que hemos tomado en cuenta para llegar a esta reflexión son; lo cognitivo y lo afectivo dejando espacio para la evaluación personal dentro de su concepción de calidad de vida considerando varias situaciones.
Algunos de los aspectos que hemos tomado en cuenta para llegar a esta reflexión son; lo cognitivo y lo afectivo dejando espacio para la evaluación personal dentro de su concepción de calidad de vida considerando varias situaciones.
Por lo tanto, para los y las participantes no son las situaciones en sí mismas la que provocaría satisfacción, sino la evaluación personal de éstas.
Es considerable rescatar las pequeñas felicidades que se pueden experimentar a diario, la conciencia de que podemos ser felices en todo momento y no ver la felicidad sólo como una meta a largo plazo (tarea difícil para todos y todas) y el bienestar, posible de alcanzar por medio del establecimiento, acercamiento y cumplimiento de las propias metas. Al plantear que no todas las metas producirán bienestar se considera la acción de la propia persona en la consecución de ésta, ya que no sería la meta en sí la que haría que la persona la alcanzara, sino la elaboración de las propias capacidades, de las posibilidades de alcanzarlas, de la valoración de la sociedad, etc.
En nuestra sociedad actual existe la tendencia a sentir temor a vivir el día a día, a mirar hacia adelante y no ver nada. Al plantear metas se hace real el futuro, lo que permite, de alguna forma apaciguar la ansiedad que ello produce, mejorando la calidad de vida y obteniendo bienestar.
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