Uno de los cuestionamientos y además un gran desafío al trabajar con niñas y niños con diversidad funcional es ¿Hasta qué punto son importantes y efectivos ciertos aprendizajes que le brindamos, más si estos son relacionados a conocimientos abstractos? o incluso de orden académicos. Muchos de los padres que llegan a consulta preguntan, cuándo sus hijas o hijos van a hablar, leer, escribir, ir al colegio, sin detenerse a observar si tienen las habilidades básicas necesarias para hacerlo.
Como padres, maestros y terapeutas tenemos que hacernos la siguiente pregunta: ¿Pueden aplicar los niñ@s lo que les enseñamos en otras situaciones? ¿Cómo hacer para que los aprendizajes obtengan una verdadera utilidad para la vida real? Mayormente la respuesta será un No, ya que no siempre los conocimientos adquiridos en la terapia o escuela pueden ser transferidos y útiles en otras situaciones fuera del contexto donde se le enseñó.
Si esto sucede con gran cantidad de niñ@s, se da en mayor frecuencia en los que presentan diversidad funcional debido a que en este proceso están implicadas sus características a nivel cognitivo emocional.
Hablar de la transferencia de lo aprendido y luego la generalización es entonces el meollo del proceso, ya que tenemos que prepararlos muy bien para todas las situaciones prácticas y concretas que, ahora y mas adelante en su tránsito a la vida adulta los capaciten para resolver los problemas que les presenta la vida. La transferencia se da cuando lo que se aprende en una situación facilita o inhibe el aprendizaje o desempeño en otras situaciones. Nuestra labor como educadores nos hace indispensables a la hora de enseñar cada habilidad o concepto que una niña o niño necesita aprender paso a paso para evolucionar camino a su autonomía.
Como padres, maestros y terapeutas tenemos que hacernos la siguiente pregunta: ¿Pueden aplicar los niñ@s lo que les enseñamos en otras situaciones? ¿Cómo hacer para que los aprendizajes obtengan una verdadera utilidad para la vida real? Mayormente la respuesta será un No, ya que no siempre los conocimientos adquiridos en la terapia o escuela pueden ser transferidos y útiles en otras situaciones fuera del contexto donde se le enseñó.
Si esto sucede con gran cantidad de niñ@s, se da en mayor frecuencia en los que presentan diversidad funcional debido a que en este proceso están implicadas sus características a nivel cognitivo emocional.
Hablar de la transferencia de lo aprendido y luego la generalización es entonces el meollo del proceso, ya que tenemos que prepararlos muy bien para todas las situaciones prácticas y concretas que, ahora y mas adelante en su tránsito a la vida adulta los capaciten para resolver los problemas que les presenta la vida. La transferencia se da cuando lo que se aprende en una situación facilita o inhibe el aprendizaje o desempeño en otras situaciones. Nuestra labor como educadores nos hace indispensables a la hora de enseñar cada habilidad o concepto que una niña o niño necesita aprender paso a paso para evolucionar camino a su autonomía.
No todas las habilidades son posibles de ser transferidas, algunas implican menos dificultad que las cognoscitivas, afectivas y emocionales. Existen estrategias y recursos para lograr transferencias positivas. El concepto básico para la transferencia es la generalización, que consiste en la comprensión explícita de relaciones, realizada automáticamente una y otra vez, aspecto que cuesta bastante en personas con necesidades educativas. Esta transferencia, sin embargo, no sobreviene automáticamente cada vez que las circunstancias son apropiadas, no se da espontáneamente ya que son muchos los factores que influyen. A los ya conocidos, edad, habilidad mental, individualidad, se suman los relacionados a la situación de aprendizaje significativo y organizativo que ayudan a la generalización. Y es ahí en donde entra el adulto significativo con su presencia a ayudar en el proceso. La transferencia no es consecuencia de cualquier tipo de enseñanza, sino que es necesario planear, estructurar, organizar el ambiente y las experiencias educativas para obtenerla.
De este proceso se ha hablado mucho y también hace referencia Javier Garza en su manual avanzado para padres, habla de las conductas básicas como la atención, seguimiento instruccional, la imitación y la discriminación como habilidades para lograr la misma.
Existen criterios para enseñar habilidades y que el aprendizaje se de efectivamente a medida que el niño va logrando cada habilidad. Empezando por evaluar su nivel de habilidad para registrar si la hace o no, si realiza la misma con instrucción física, por imitación o modelo, con instrucción verbal hasta que llegue a realizarla independientemente.
De este proceso se ha hablado mucho y también hace referencia Javier Garza en su manual avanzado para padres, habla de las conductas básicas como la atención, seguimiento instruccional, la imitación y la discriminación como habilidades para lograr la misma.
Existen criterios para enseñar habilidades y que el aprendizaje se de efectivamente a medida que el niño va logrando cada habilidad. Empezando por evaluar su nivel de habilidad para registrar si la hace o no, si realiza la misma con instrucción física, por imitación o modelo, con instrucción verbal hasta que llegue a realizarla independientemente.
Estos criterios son realizados combinadamente y retirados según avances. El proceso se va dando paso a paso, donde las instrucciones verbales pasan de ser aplicadas por una persona a otra diferente, en espacios diferentes dentro del centro o escuela y luego se trasladan al exterior, la casa y la familia.
Mas adelante se requiere realizar la generalización de cada habilidad aprendida con órdenes verbales diferentes pero con el mismo significado, estas son asociadas a la acción que actuarán de estímulos discriminativos. Se van introduciendo varios modos verbales acompañados de gestos que mas adelante se deberán desvanecer según aumente su comprensión. El uso del tono de voz asociado a la conducta o acción es fundamental, un no en tono firme, un tranquilo bajando la voz,etc.
La imitación es una capacidad fundamental, un prerrequisito a adquisición de nuevas habilidades, entender el modelo y copiarlo no termina ahí, pues hay niñ@s que pueden quedar dependientes tanto de la orden o modelo del adulto y no realizar espontáneamente las habilidades. Es necesario reforzar las habilidades de imitación espontánea todas las veces que se presente, incluso las aproximaciones y seguir el proceso ya mencionado.
Aprender a diferenciar un estímulo y relacionar depende de la discriminación, se trabaja la discriminación a través de instrucciones y reforzamientos adecuados, de pareamiento, relaciones y para aprender a discriminar donde realizar tal o cual conducta. El niño puede generalizar inadecuadamente y discriminar con quien portarse mal, a quien obedecer y a quien no, con quien hacer una pataleta, porque fue reforzado en esa situación, por lo tanto la labor es difícil y requiere conocimiento de manejo del refuerzo.
Cuando un estímulo se generaliza, el mismo puede tener más de un efecto. Varios estímulos pueden tener la misma respuesta. Enseñamos y queremos que generalicen lo aprendido fuera de clase o terapia a otras situaciones y si se le enseña en un solo lugar él esta siendo reforzado en ese y no en otro y puede aprender que es ahí donde debe presentar esa conducta. Por lo tanto se generaliza cuando es habitualmente reforzado en más de un lugar.
Si enseñamos en más de dos lugares y con más de un educador el niñ@ sabrá que va a ser reforzado. Para favorecer la generalización reforzamos en más de una situación y con más de un educador dando instrucciones y refuerzos. En la situación de entrenamiento frecuentemente los padres por el solo hecho de estar presentes son asociados con el entrenamiento y pueden ser estímulos discriminativos.
Más de una persona debe estar involucrada en una estrategia de refuerzo, los padres y familiares no pueden ser observadores pasivos del proceso, si refuerzan las habilidades y conductas adecuadas ayudan a la generalización.
Lo ideal sería que todas las habilidades y conocimientos adquiridos deben pasar a ser funcionales y significativos, que puedan ser aplicados y utilizados prácticamente en varias situaciones de su vida. Este proceso no se da sin plan previo, requiere objetivos, pasos, forma y método. Si se sigue el proceso la habilidad aprendida será generalizada y mantenida, la generalización se logra con unificación de criterios entre padres y profesionales, familia, entorno, escuela y algún día con la sociedad.
Mas adelante se requiere realizar la generalización de cada habilidad aprendida con órdenes verbales diferentes pero con el mismo significado, estas son asociadas a la acción que actuarán de estímulos discriminativos. Se van introduciendo varios modos verbales acompañados de gestos que mas adelante se deberán desvanecer según aumente su comprensión. El uso del tono de voz asociado a la conducta o acción es fundamental, un no en tono firme, un tranquilo bajando la voz,etc.
La imitación es una capacidad fundamental, un prerrequisito a adquisición de nuevas habilidades, entender el modelo y copiarlo no termina ahí, pues hay niñ@s que pueden quedar dependientes tanto de la orden o modelo del adulto y no realizar espontáneamente las habilidades. Es necesario reforzar las habilidades de imitación espontánea todas las veces que se presente, incluso las aproximaciones y seguir el proceso ya mencionado.
Aprender a diferenciar un estímulo y relacionar depende de la discriminación, se trabaja la discriminación a través de instrucciones y reforzamientos adecuados, de pareamiento, relaciones y para aprender a discriminar donde realizar tal o cual conducta. El niño puede generalizar inadecuadamente y discriminar con quien portarse mal, a quien obedecer y a quien no, con quien hacer una pataleta, porque fue reforzado en esa situación, por lo tanto la labor es difícil y requiere conocimiento de manejo del refuerzo.
Cuando un estímulo se generaliza, el mismo puede tener más de un efecto. Varios estímulos pueden tener la misma respuesta. Enseñamos y queremos que generalicen lo aprendido fuera de clase o terapia a otras situaciones y si se le enseña en un solo lugar él esta siendo reforzado en ese y no en otro y puede aprender que es ahí donde debe presentar esa conducta. Por lo tanto se generaliza cuando es habitualmente reforzado en más de un lugar.
Si enseñamos en más de dos lugares y con más de un educador el niñ@ sabrá que va a ser reforzado. Para favorecer la generalización reforzamos en más de una situación y con más de un educador dando instrucciones y refuerzos. En la situación de entrenamiento frecuentemente los padres por el solo hecho de estar presentes son asociados con el entrenamiento y pueden ser estímulos discriminativos.
Más de una persona debe estar involucrada en una estrategia de refuerzo, los padres y familiares no pueden ser observadores pasivos del proceso, si refuerzan las habilidades y conductas adecuadas ayudan a la generalización.
Lo ideal sería que todas las habilidades y conocimientos adquiridos deben pasar a ser funcionales y significativos, que puedan ser aplicados y utilizados prácticamente en varias situaciones de su vida. Este proceso no se da sin plan previo, requiere objetivos, pasos, forma y método. Si se sigue el proceso la habilidad aprendida será generalizada y mantenida, la generalización se logra con unificación de criterios entre padres y profesionales, familia, entorno, escuela y algún día con la sociedad.
2 comentarios:
Muy lindo el artículo y la foto de Fer me encantó!
Gracias! feliz en el bus, algo nuevo para él.
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