Dos profesionales que han basado toda su experiencia de casi treinta años de trabajo con niños, realizando trabajos terapéuticos individuales y talleres de entrenamiento funcional con énfasis conductual, sensorial y ocupacional, pensaron en crear un lugar con características no escolares donde trabajar con los niños aspectos conductuales, básicos y emocionales que en un futuro los habiliten a acceder a mayores oportunidades educativas, sociales o laborales.
La idea nace en el año 2004 con la creación de varios proyectos que más tarde se unirían para conformar al que dio origen a este programa. Estos proyectos fueron elaborados por Carmen Ruiz siendo aún coordinadora de pre primaria y áreas especiales de un centro educativo que requería ofrecer, a un grupo de jóvenes que finalizaban su escolaridad, opciones más adecuadas a sus necesidades.
A partir del año 2005 Carmen Ruiz y Rodrigo Julio, responsables de la elaboración del proyecto final, llevaron adelante el Programa de Desarrollo Psicosocial en forma piloto durante tres meses en un aula del mismo centro, para posteriormente trasladarse como servicio privado a una casa con la estructura adecuada y necesaria para llevar a cabo un proyecto de características psicosociales. El trabajo se inició el 02 de marzo del 2005 y desde ese entonces se lleva adelante el Programa de Desarrollo Psicosocial (PDP), denominación que mantiene hasta la fecha, abarcando todos los servicios ya sea para niños, niñas, jóvenes y adultos que requieran programas para desarrollar e integrar las áreas que hacen al aspecto psicosocial, emocional y conductual.
En el lanzamiento del proyecto a los medios se mencionó lo siguiente “Proponemos un trabajo inclusivo entre jóvenes, familia y sociedad. En los y las jóvenes, con y sin necesidades especiales, promoveremos sus habilidades personales y grupales, para que puedan hacer frente a situaciones cotidianas, encontrando situaciones alternativas a problemas y conflictos, potencializando la autonomía y la autogestión, el autoconocimiento y el desarrollo personal; asimismo, apuntaremos al desarrollo progresivo de sus criterios de realidad por un lado, junto con la creación y organización de un proyecto de vida que les posibilite ser personas cada vez más capaces, que aporten desde sus particularidades a la comunidad en la cual viven.
Trabajaremos con cada familia, además desarrollaremos la sensibilización sobre el tema junto con otras instituciones y profesionales que poseen la intención de llevar adelante este sueño. Para los y las profesionales, aportar a la inclusión será un desafío constante a los estereotipos sociales, ya que promover y defender los derechos de las y los jóvenes con y sin diversidad funcional es de por si una labor que cuestiona, moviliza y llama a la acción y a la reflexión de nuestra propia manera de vivir como seres humanos y sociales”.
Actualmente el lugar funciona como un centro de servicios dirigido al trabajo con los participantes, consultoría, formación y capacitación de las familias, educadores y demás agentes sociales, bajo la misma filosofía.
La idea nace en el año 2004 con la creación de varios proyectos que más tarde se unirían para conformar al que dio origen a este programa. Estos proyectos fueron elaborados por Carmen Ruiz siendo aún coordinadora de pre primaria y áreas especiales de un centro educativo que requería ofrecer, a un grupo de jóvenes que finalizaban su escolaridad, opciones más adecuadas a sus necesidades.
A partir del año 2005 Carmen Ruiz y Rodrigo Julio, responsables de la elaboración del proyecto final, llevaron adelante el Programa de Desarrollo Psicosocial en forma piloto durante tres meses en un aula del mismo centro, para posteriormente trasladarse como servicio privado a una casa con la estructura adecuada y necesaria para llevar a cabo un proyecto de características psicosociales. El trabajo se inició el 02 de marzo del 2005 y desde ese entonces se lleva adelante el Programa de Desarrollo Psicosocial (PDP), denominación que mantiene hasta la fecha, abarcando todos los servicios ya sea para niños, niñas, jóvenes y adultos que requieran programas para desarrollar e integrar las áreas que hacen al aspecto psicosocial, emocional y conductual.
En el lanzamiento del proyecto a los medios se mencionó lo siguiente “Proponemos un trabajo inclusivo entre jóvenes, familia y sociedad. En los y las jóvenes, con y sin necesidades especiales, promoveremos sus habilidades personales y grupales, para que puedan hacer frente a situaciones cotidianas, encontrando situaciones alternativas a problemas y conflictos, potencializando la autonomía y la autogestión, el autoconocimiento y el desarrollo personal; asimismo, apuntaremos al desarrollo progresivo de sus criterios de realidad por un lado, junto con la creación y organización de un proyecto de vida que les posibilite ser personas cada vez más capaces, que aporten desde sus particularidades a la comunidad en la cual viven.
Trabajaremos con cada familia, además desarrollaremos la sensibilización sobre el tema junto con otras instituciones y profesionales que poseen la intención de llevar adelante este sueño. Para los y las profesionales, aportar a la inclusión será un desafío constante a los estereotipos sociales, ya que promover y defender los derechos de las y los jóvenes con y sin diversidad funcional es de por si una labor que cuestiona, moviliza y llama a la acción y a la reflexión de nuestra propia manera de vivir como seres humanos y sociales”.
Actualmente el lugar funciona como un centro de servicios dirigido al trabajo con los participantes, consultoría, formación y capacitación de las familias, educadores y demás agentes sociales, bajo la misma filosofía.