
¿Qué esperamos y queremos que suceda con nuestras niñas, niños y jóvenes con la educación?
Podemos decir en términos generales que queremos que las niñas, niños y jóvenes lleguen a convertirse en personas adultas y lo más autónomas posibles. Crecer y llegar a la adultez no solo significa cumplir años en la vida. Madurar y llegar a la autogestión se da cuando dejamos de ser dependientes de otros en un sentido básico para la convivencia y para sobrevivir. Si bien siempre estaremos de una u otra forma conectados y relacionados entre las personas de manera cercana o lejana viviendo en interdependencia, algunas más que otras por nuestras necesidades particulares. Vivir la independencia nos permite experimentar un mundo propio con autonomía y ése es el momento de la autorealización, de la adultez. Para que las niñas, niños y adolescentes lleguen a lograr la madurez hay que enseñarles y proveerles las herramientas necesarias dependiendo de sus edades y procesos para que sigan el camino de su propio crecimiento personal. Ser facilitadores implica tomar un rol de ayuda, de facilitación, no de hacer por ellas o ellos. Es enseñarles destrezas y habilidades que requerirán en su vida y en sus proyectos por más mínimos que estos sean. Generalmente las herramientas psicoafectivas, emocionales, comportamentales no están incluidas dentro de un marco educativo tradicional, es por ello, que nosotros como adultos y adultas tenemos ese compromiso para entregarles día a día esa educación para la vida.
Habrá niñas, niños y adolescentes que logren adquirir a través de esa educación tradicional herramientas necesarias para pasar sin tanta dificultad cada transición durante su vida. Puede que algunas niñas o niños no lo hagan y les cueste más lograr aceptar las exigencias que traen consigo el término e inicio de cada una de las transiciones. Si la niña, el niño y adolescente no está preparado para los cambios es más probable que cada etapa de transición sea larga, eterna, dolorosa, angustiante y frustrante. Trabajar y enseñarles habilidades para aceptar los cambios del día a día, será una herramienta importante de fortalecimiento que les ayudará a enfrentar los cambios menos visibles que tendrán sí o sí durante cada etapa de su vida. Cuando esto no sucede puede que digamos de ellos que son niños y serán niños dependientes. Pero, ¿es eso obra de ellos o es responsabilidad de los adultos, adultas con quienes conviven?, ¿la educación tradicional les prepara para la vida?
La educación como proceso de transformación dinámica en la convivencia cotidiana de las niñas, niños y jóvenes, tiene que ser un espacio de convivencia que les oriente ampliando sus posibilidades de autonomía y de acción de forma que puedan llegar a ser personas adultas empáticas-humanas. Y aunque no nos guste también puede ocasionar un espacio que puede ser de negación, de discriminación, de segregación, de falta de respeto por sí mismos, por los otros y por su entorno natural. La convivencia en el mutuo respeto es el único espacio que hace posible aprender a vivir y convivir de manera socialmente responsable.
La educación ocurre como una transformación recursiva en la convivencia de ellas y ellos porque se sumerge en el espacio sensorial-psíquico-relacional-operacional a través de las experiencias, aprendizajes, estructuras, sistematizaciones, dinámicas, comunicación, conversaciones del vivir cotidiano. Un adulto significativo para ellas y ellos tiene que ser reflexivo y constantemente cuestionarse; ¿cómo estoy haciendo lo que estoy haciendo?, ¿cómo me relaciono con mi entorno familiar?, ¿me respeto?, ¿respeto a los demás?, ¿soy una persona consciente del cuidado por el medio ambiente?, ¿soy consciente de ver en mi hija, hijo, alumna/o sus limitaciones y habilidades?, ¿veo en mí mis limitaciones y habilidades?, ¿respeto las diferencias individuales?, ¿permito que mi hija, hijo, alumna/o crezca en base a sus propias experiencias y facilito eso?, ¿soy significativo para ella, para él?, ¿me detengo a observar y entender realmente lo que me quiere comunicar?, ¿le preparo para la vida?. Las niñas, niños y jóvenes crecen, se relacionan con su propio entorno familiar y desde lo emocional van trasladando vivencias a distintos aspectos de la convivencia.
En el presente vivimos una “educación” que generalmente se niega a sí misma porque no ve las diferencias individuales, no ve capacidades, no ve limitaciones, no ve los procesos, no ve a la niña o al niño, y no ve a los adultos que se relacionan con ellas o ellos. Y no los ve porque tiene la atención y expectativa puesta en algo que aún no llega, quiere adelantarse, evita respetar procesos, evita ver necesidades, no quiere ver el presente. Si la educación se centrara en el presente, en la necesidad inmediata que requiere esa niña o ese niño y su familia, sería diferente el sentido de la educación. Y con este descuido en general lo que no se ve es que la educación guía el tránsito hacia la vida adulta, esto es, la educación no tiene que descuidar que tiene que guiar el tránsito de una vida dependiente a una vida autónoma. Ser autónomos significa que comenzamos asumiendo retos paso a paso sin ayuda, vamos actuando haciéndonos cargo de nosotros mismos, asumiendo las consecuencias, autorregulándonos, obteniendo madurez y experiencia para afrontar la vida.
Sin duda, en nuestro convivir cotidiano "no hay que educar sin enseñar ni enseñar sin educar". Por eso, a todos nosotros, a todos los adultos con quienes las niñas, niños y jóvenes conviven, a todos nosotros los adultos de cualquier edad, lo queramos o no, nos corresponde de manera consciente o inconsciente, la tarea educativa. Todos los adultos somos vistos por los menores como modelos de un vivir y convivir que ellas o ellos podrían imitar, rechazar y/o manipular y es tarea de todas y todos los que queremos un convivir ético de aprendizaje basado en la colaboración y el respeto mutuo, guiarlos para que puedan escoger modelos de convivencia adecuadados para su vida.
Material elaborado por Rodrigo Julio
Imagen de Internet de magistereducación.bligoo.com
8 comentarios:
Me ha gustado muchísimo esta reflexión: "educar y enseñar, enseñar y educar". Lo primero es que nuestros pequeños aprendan a aprender, y para lograrlo ahí está la combinación enseñar-educar.
Muchos besotes :)
Que buena entrada! felicitaciones Programa, el blog está cada vez mas interesante. El tema de la educación da para mucho la verdad y todos somos responsables por lo que hacemos y no hacemos al respecto. un saludo
Anabel, gracias por escribir, soy Rodrigo. Educar sin duda es una tarea que tiene que darse con mucha responsabilidad, creatividad y sobre todo, ayudar que cada niña o niño día a día logre alcanzar más autonomía y logre un mayor crecimiento personal.
Gracias Javier. Y decir todas y todos, me incluyo, ya que dependerá siempre de los adultos ser buenos facilitadores para lograr que las niñas y niños crezcan con criterios, aprendan a enfrentar situaciones cotidinas y adquirir herramientas necesarias para saber enfrentar la adversidad. Si lo logran, podrán disminuir sus frustraciones y aumentar su nivel de tolerancia ante los cambios de la vida..
Rodrigo buenisima la entrada me gusta mucho, tenes que escribir mas seguido , besos
Gracias Ma. Gloria,,en eso estoy, voy a escribir más seguido. Tema no me faltará ya que de un tiempo a esta parte es mucha la experiencia y vivenvias que estoy adquiriendo con las visitas y capacitaciones a colegios en esto de la inclusión.Saludos.
Reconocer en que se destaca nuestro hijo o hija nos ayudarà a visualizar sus talentos y estimularlo a desarrollarlos, lo que sin duda sera un factor decisivo para que en el futuro encuentre un espacio para el cual tenga habilidades especiales.. "Ya vemos el ejemplo de Raulito"
Un gran beso... les cuento que hoy esta lloviendo muy fuerte..
Saludos,
Lo que hace importante a tu rosa, es el TIEMPO que has perdido con ella.
Antoine De Saint Exupery, El Principito
Muchos Besos a todos..
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