Develando el trastorno del aprendizaje no verbal
El trastorno del aprendizaje no verbal (TANV) es una discapacidad del desarrollo que frecuentemente no se diagnostica por su condición engañosa. Los niños y adolescentes presentan buenas habilidades verbales, cognitivas y de lectura, sus dificultades son en los dominios no verbales como la interacción con otros niños, las habilidades motoras finas, dependencia, menor memoria visual y mayor sensibilidad sensorial entre otras. Este es el artículo:"Se estima que en los países desarrollados los problemas de aprendizaje comprometen a cerca del 15 por ciento de la población, pudiendo tener un profundo impacto sobre los individuos afectados y sus familias. Si bien hoy se sabe que las personas con discapacidades de aprendizaje son tan o más inteligentes que sus compañeros de estudio, sin el debido diagnóstico y acompañamiento pueden tener serias dificultades para desempeñarse en escuelas convencionales y para alcanzar una efectiva autogestión cotidiana. De allí la importancia de comprender más de acerca las causas y mecanismos detrás de cada problema y descubrir la manera de superar los obstáculos a través del desarrollo de estrategias de abordaje y la promoción de aptitudes compensatorias.
El lenguaje, sin dudas, y la comunicación juegan un papel central en la construcción de conocimiento y son factores primordiales a partir de los cuales se mide y se define la competencia escolar. Sin embargo, se ha encontrado que más del 65% de toda la comunicación en realidad se transmite a través de la expresión no verbal. Lamentablemente no estamos demasiado familiarizados con este campo de la comunicación y es menor la cantidad de profesionales de la salud y la educación específicamente entrenados para detectar y tratar las deficiencias en esta área.
Esta desventaja respecto al diagnóstico de dificultades de las áreas verbales provoca que muchas veces los alumnos con desempeños limitados en la comunicación no verbal sean catalogados como problemáticos, indisciplinados o etiquetados con trastornos del espectro autista y del desarrollo.
Bajo el diagnóstico de Trastorno de Aprendizaje No Verbal (TANV) o también llamado Trastorno del Aprendizaje del Hemisferio Derecho, se abarcan un conjunto dificultades graves para reconocer y traducir en información significativa las señales no verbales como las expresiones faciales o el tono de voz, brindando respuestas inapropiadas a estos estímulos. El TANV también compromete las habilidades para organizar el campo visual-espacial y adaptarse a situaciones novedosas. Esto provoca que, aunque pueda alcanzar un progreso académico, el estudiante tenga dificultades para desempeñarse con éxito en situaciones donde se requiere velocidad y capacidad de adaptación.
Para poder
clasificar este conjunto de caracterizas los especialistas definieron el
alcance de este trastorno en cuatro áreas de afectación:
-Motora: falta de coordinación, problemas de equilibrio y dificultades con la grafomotricidad).
-Visual-espacial-organizativa: memoria visual pobre, percepciones espaciales defectuosas, problemas con las relaciones espaciales y dificultades con la función ejecutiva (toma de decisiones, planificación, iniciativa, asignación de prioridades, regulación emocional, inhibición, resolución de problemas, establecimiento de metas, auto-corrección).
-Social: falta de capacidad para comprender la comunicación no verbal, dificultades para adaptarse a las transiciones y situaciones novedosas, y déficit en el juicio social y de la interacción social.
-Sensorial: sensibilidad exacerbada en cualquiera de las modalidades sensoriales.
A pesar de conformar un cuadro complejo y difícil de identificar, con el apoyo y la intervención adecuada, los niños con TANV pueden superar los obstáculos y alcanzar un óptimo desempeño tanto escolar como en sus metas personales.
-Motora: falta de coordinación, problemas de equilibrio y dificultades con la grafomotricidad).
-Visual-espacial-organizativa: memoria visual pobre, percepciones espaciales defectuosas, problemas con las relaciones espaciales y dificultades con la función ejecutiva (toma de decisiones, planificación, iniciativa, asignación de prioridades, regulación emocional, inhibición, resolución de problemas, establecimiento de metas, auto-corrección).
-Social: falta de capacidad para comprender la comunicación no verbal, dificultades para adaptarse a las transiciones y situaciones novedosas, y déficit en el juicio social y de la interacción social.
-Sensorial: sensibilidad exacerbada en cualquiera de las modalidades sensoriales.
A pesar de conformar un cuadro complejo y difícil de identificar, con el apoyo y la intervención adecuada, los niños con TANV pueden superar los obstáculos y alcanzar un óptimo desempeño tanto escolar como en sus metas personales.
Criterios diagnósticos y características generales
El Trastorno de Aprendizaje No Verbal se identificó en la década de 1970, a partir de una investigación que involucró a grupos de niños con problemas de aprendizaje registrados por las discrepancias entre su coeficiente intelectual verbal y el rendimiento escolar.
En general, ha habido un conocimiento inadecuado de las causas subyacentes de las dificultades que encuentran estos alumnos en la escuela. Actualmente no se cuenta con los recursos suficientes para brindar un óptimo acompañamiento escolar al niño TANV. Esto provoca que a menudo sufran la incomprensión del entorno o que, debido a su conducta inapropiada frecuente e inesperada, se confunda su condición con una enfermedad neurológica o de origen emocional.
Si bien es cierto que el TANV y el Síndrome de Asperger comparten muchas características cognitivas, lo que ha provocado en los últimos años que se confundan los diagnósticos, también tienen claras diferencias. Los niños con TANV, en general, no presentan el patrón de intereses restringidos propio del Asperger u otros trastornos del espectro autista. Además, en el TANV no es habitual la presencia de rutinas y rituales comportamentales y las dificultades visuales y espaciales son más marcadas.
Mientras los trastornos del aprendizaje verbal han demostrado tener un fuerte componente de origen genético, la herencia no se ha relacionado hasta ahora con el TANV, sino que implica procesos de rendimiento asociados neurológicamente con el desempeño del hemisferio cerebral derecho, que se especializa en el procesamiento verbal. Esto se ha podido comprobar a través de estudios de escaneo.
Aunque el origen de este trastorno no está del todo aclarado, se sabe que las deficiencias en el funcionamiento del hemisferio derecho del cerebro juegan un papel importante. El hemisferio derecho puede integrar información de varias modalidades sensoriales a la vez (puede interpretar la información visual y verbal, explicando así cómo una expresión facial puede cambiar el significado de un mensaje verbal) y es más apto para el procesamiento de información novedosa. El hemisferio izquierdo procesa la información presentada en una manera “paso a paso”. Las deficiencias en el funcionamiento del hemisferio derecho observadas en los niños con NVLD, podría sugerir a través de diversas vías que existe alguna interrupción temprana en el desarrollo del sistema nervioso central que provocaría que el hemisferio derecho no logre un óptimo desempeño.
Generalmente el disparador para las primeras consultas es la preocupación de los padres ante actitudes del niño donde suele parecer torpe o mal coordinado tanto en las habilidades motoras finas y gruesas. En los primeros años el niño puede mostrar signos de confusión para orientarse y esto llega a desorientar a los padres, ya que es muy probable que tal actitud no se corresponda con el nivel de inteligencia, la gran capacidad de memorización (habilidad calificada como compensatoria) y el desenvolvimiento verbal de su hijo.
Dr. Byron P. Rourke de la Universidad de Windsor y sus colaboradores han encontrado que las disfunciones asociadas con TANV son “menos aparentes a la edad de 7 u 8 años que entre los 10 a 14 años”, y que llegan a ser “cada vez más evidentes y más debilitantes a medida que se acerca la edad adulta”.
A edad temprana los primeros síntomas suelen estar asociados a un cierto desinterés o torpeza para utilizar juguetes o la falta de orientación entre su cuerpo y su espacio circundante, lo cual les provoca continuos golpes y caídas. También pueden mostrar una mayor lentitud que otros niños de su edad para alimentarse, asearse y vestirse de manera independiente. La torpeza motora suele ser, precisamente, la primera preocupación de sus padres.
El niño con TANV generalmente posee una historia de coordinación psicomotora bastante pobre, presentando una diferencia apreciable entre los lados dominante y no dominante de su cuerpo, con problemas más notables en el lado izquierdo.
Una vez comenzada la etapa escolar, se pueden presentar problemas como disgrafía y deterioro de las habilidades táctiles, incluyendo la agnosia digital, es decir la incapacidad de designar en orden los diferentes dedos de su propia mano o de la de un examinador. A su vez la falta de control motor puede conllevar la falta de participación social, ya que este niño está constantemente “en el camino”, se choca con otros compañeros y objetos, y en general no es consciente de la posición que su cuerpo abarca en el espacio, lo que además lo pone en un mayor riesgo de lesiones. Para compensar este déficit, el niño buscará explorar su entorno de manera verbal, haciendo preguntas y buscando siempre el encuentro desde el diálogo.
El Trastorno de Aprendizaje No Verbal se identificó en la década de 1970, a partir de una investigación que involucró a grupos de niños con problemas de aprendizaje registrados por las discrepancias entre su coeficiente intelectual verbal y el rendimiento escolar.
En general, ha habido un conocimiento inadecuado de las causas subyacentes de las dificultades que encuentran estos alumnos en la escuela. Actualmente no se cuenta con los recursos suficientes para brindar un óptimo acompañamiento escolar al niño TANV. Esto provoca que a menudo sufran la incomprensión del entorno o que, debido a su conducta inapropiada frecuente e inesperada, se confunda su condición con una enfermedad neurológica o de origen emocional.
Si bien es cierto que el TANV y el Síndrome de Asperger comparten muchas características cognitivas, lo que ha provocado en los últimos años que se confundan los diagnósticos, también tienen claras diferencias. Los niños con TANV, en general, no presentan el patrón de intereses restringidos propio del Asperger u otros trastornos del espectro autista. Además, en el TANV no es habitual la presencia de rutinas y rituales comportamentales y las dificultades visuales y espaciales son más marcadas.
Mientras los trastornos del aprendizaje verbal han demostrado tener un fuerte componente de origen genético, la herencia no se ha relacionado hasta ahora con el TANV, sino que implica procesos de rendimiento asociados neurológicamente con el desempeño del hemisferio cerebral derecho, que se especializa en el procesamiento verbal. Esto se ha podido comprobar a través de estudios de escaneo.
Aunque el origen de este trastorno no está del todo aclarado, se sabe que las deficiencias en el funcionamiento del hemisferio derecho del cerebro juegan un papel importante. El hemisferio derecho puede integrar información de varias modalidades sensoriales a la vez (puede interpretar la información visual y verbal, explicando así cómo una expresión facial puede cambiar el significado de un mensaje verbal) y es más apto para el procesamiento de información novedosa. El hemisferio izquierdo procesa la información presentada en una manera “paso a paso”. Las deficiencias en el funcionamiento del hemisferio derecho observadas en los niños con NVLD, podría sugerir a través de diversas vías que existe alguna interrupción temprana en el desarrollo del sistema nervioso central que provocaría que el hemisferio derecho no logre un óptimo desempeño.
Generalmente el disparador para las primeras consultas es la preocupación de los padres ante actitudes del niño donde suele parecer torpe o mal coordinado tanto en las habilidades motoras finas y gruesas. En los primeros años el niño puede mostrar signos de confusión para orientarse y esto llega a desorientar a los padres, ya que es muy probable que tal actitud no se corresponda con el nivel de inteligencia, la gran capacidad de memorización (habilidad calificada como compensatoria) y el desenvolvimiento verbal de su hijo.
Dr. Byron P. Rourke de la Universidad de Windsor y sus colaboradores han encontrado que las disfunciones asociadas con TANV son “menos aparentes a la edad de 7 u 8 años que entre los 10 a 14 años”, y que llegan a ser “cada vez más evidentes y más debilitantes a medida que se acerca la edad adulta”.
A edad temprana los primeros síntomas suelen estar asociados a un cierto desinterés o torpeza para utilizar juguetes o la falta de orientación entre su cuerpo y su espacio circundante, lo cual les provoca continuos golpes y caídas. También pueden mostrar una mayor lentitud que otros niños de su edad para alimentarse, asearse y vestirse de manera independiente. La torpeza motora suele ser, precisamente, la primera preocupación de sus padres.
El niño con TANV generalmente posee una historia de coordinación psicomotora bastante pobre, presentando una diferencia apreciable entre los lados dominante y no dominante de su cuerpo, con problemas más notables en el lado izquierdo.
Una vez comenzada la etapa escolar, se pueden presentar problemas como disgrafía y deterioro de las habilidades táctiles, incluyendo la agnosia digital, es decir la incapacidad de designar en orden los diferentes dedos de su propia mano o de la de un examinador. A su vez la falta de control motor puede conllevar la falta de participación social, ya que este niño está constantemente “en el camino”, se choca con otros compañeros y objetos, y en general no es consciente de la posición que su cuerpo abarca en el espacio, lo que además lo pone en un mayor riesgo de lesiones. Para compensar este déficit, el niño buscará explorar su entorno de manera verbal, haciendo preguntas y buscando siempre el encuentro desde el diálogo.
Luego de estar mucho tiempo sentado o acostado, el niño con TANV
necesitará un pequeño periodo de adaptación para recuperar el equilibrio
tras haberse incorporado. Como esta función del sistema nervioso
central no está integrada a través del hemisferio derecho, su cuerpo no
reanudará automáticamente una posición de equilibrio. Esto lo obliga a
“recordar” una experiencia anterior de equilibrio, con la consiguiente
reestructuración de la memoria cognitiva para alcanzar una posición de
equilibrio corporal. Esto sería similar a lo que le sucede a una persona
sin este trastorno que ha pasado varias horas navegando y al volver a
tierra firme necesita reordenar su experiencia de equilibrio.
En el área visual-espacial-organizativa surgen distintos problemas con la percepción espacial, las relaciones espaciales, el reconocimiento, la organización y la síntesis de información visual-espacial, la discriminación y el reconocimiento de detalles visuales y plásticos y con la memoria visual. Los niños con este trastorno tienen dificultades para formar imágenes visuales y por lo tanto no puede revisualizar algo que han visto anteriormente, siendo que centran su atención en los detalles y no alcanzan a captar la imagen total.
Aquí también será lo verbal el puente para equilibrar las deficiencias. Es común que los niños con TANV nombren todo lo que sucede a su alrededor con el fin de memorizar y tratar de comprender las circunstancias que los rodean y atraviesan. Las experiencias se almacenan en su memoria por sus “etiquetas verbales” y no por medio de imágenes visuales o a través de su sensibilidad propioceptiva. Las referencias espaciales carecen para ellos de cualquier sustento.
Ya en la etapa escolar, sus dificultades en áreas como la aritmética pueden leerse como resultado de deficiencias en el razonamiento visual-espacial y perceptivo visual.
En cuanto a la escritura, sus limitaciones en la motricidad fina pueden agravarse ante la dificultad para recordar las formas de las letras. Esto provocará que las tareas de escritura sean arduas y lentas y que los trabajos donde tenga que copiar de manera exacta una figura puedan ser agobiantes.
Por último, en el área social, si bien son niños que se encuentran motivados para participar y adaptarse socialmente, suelen percibir e interpretar erróneamente las situaciones sociales, lo cual los mal cataloga como niños problemáticos, tercos o desafiantes, pero estos incidentes tienen su origen en su incapacidad para discernir y procesar correctamente los signos comunicativos no verbales.
Así como les resulta complejo interpretar y decodificar gestos y posturas, tampoco logran distinguir el tono o el énfasis en el habla. Al igual que sucede con otros trastornos, en el TANV los niños están más expuestos a realizar traducciones literales de los mensajes que reciben y les resulta muy difícil desentrañar dobles lecturas o metamensajes. De allí que sus relaciones sociales tiendan a ser rutinarias y estereotipadas, todo lo miden en términos de blanco o negro.
Como se mencionó anteriormente, a pesar de estas problemáticas, los niños con Trastornos del Aprendizaje No Verbal pueden tener un buen desempeño escolar en los primeros años de escuela, ya que su capacidad para memorizar conceptos y desarrollarse verbalmente estará muy avanzada. Pero a medida que avance en los grados más altos, donde el aprendizaje se vuelve más conceptual y abstracto, sin tantos enunciados, necesitará desarrollar nuevas compensaciones a través del apoyo en adaptaciones, modificaciones y estrategias curriculares y pedagógicas.
En el área visual-espacial-organizativa surgen distintos problemas con la percepción espacial, las relaciones espaciales, el reconocimiento, la organización y la síntesis de información visual-espacial, la discriminación y el reconocimiento de detalles visuales y plásticos y con la memoria visual. Los niños con este trastorno tienen dificultades para formar imágenes visuales y por lo tanto no puede revisualizar algo que han visto anteriormente, siendo que centran su atención en los detalles y no alcanzan a captar la imagen total.
Aquí también será lo verbal el puente para equilibrar las deficiencias. Es común que los niños con TANV nombren todo lo que sucede a su alrededor con el fin de memorizar y tratar de comprender las circunstancias que los rodean y atraviesan. Las experiencias se almacenan en su memoria por sus “etiquetas verbales” y no por medio de imágenes visuales o a través de su sensibilidad propioceptiva. Las referencias espaciales carecen para ellos de cualquier sustento.
Ya en la etapa escolar, sus dificultades en áreas como la aritmética pueden leerse como resultado de deficiencias en el razonamiento visual-espacial y perceptivo visual.
En cuanto a la escritura, sus limitaciones en la motricidad fina pueden agravarse ante la dificultad para recordar las formas de las letras. Esto provocará que las tareas de escritura sean arduas y lentas y que los trabajos donde tenga que copiar de manera exacta una figura puedan ser agobiantes.
Por último, en el área social, si bien son niños que se encuentran motivados para participar y adaptarse socialmente, suelen percibir e interpretar erróneamente las situaciones sociales, lo cual los mal cataloga como niños problemáticos, tercos o desafiantes, pero estos incidentes tienen su origen en su incapacidad para discernir y procesar correctamente los signos comunicativos no verbales.
Así como les resulta complejo interpretar y decodificar gestos y posturas, tampoco logran distinguir el tono o el énfasis en el habla. Al igual que sucede con otros trastornos, en el TANV los niños están más expuestos a realizar traducciones literales de los mensajes que reciben y les resulta muy difícil desentrañar dobles lecturas o metamensajes. De allí que sus relaciones sociales tiendan a ser rutinarias y estereotipadas, todo lo miden en términos de blanco o negro.
Como se mencionó anteriormente, a pesar de estas problemáticas, los niños con Trastornos del Aprendizaje No Verbal pueden tener un buen desempeño escolar en los primeros años de escuela, ya que su capacidad para memorizar conceptos y desarrollarse verbalmente estará muy avanzada. Pero a medida que avance en los grados más altos, donde el aprendizaje se vuelve más conceptual y abstracto, sin tantos enunciados, necesitará desarrollar nuevas compensaciones a través del apoyo en adaptaciones, modificaciones y estrategias curriculares y pedagógicas.
Estrategias, abordajes y calidad de vida
Hasta no dar con un diagnóstico preciso, a menudo los padres se sienten culpables por lo que creen que es un fracaso en su rol. Por otra parte, el niño con TANV será regularmente regañado y exigido por circunstancias que no puede evitar, lo cual también puede sumirlo en una sensación de fracaso personal y un consecuente deterioro en su autoestima.
Estas situaciones pueden arrastrarse durante años, acumulando frustración y angustia, con el riesgo de derivar en signos clínicos de ansiedad severa, depresión, retracción social, problemas de atención y preocupaciones obsesivas.
Debido a estos riesgos, que pueden desencadenar serios problemas en la adolescencia como adicciones o incluso el suicidio, se manifiesta la importancia de identificar y atender las problemáticas de estos niños lo más temprano posible.
Probablemente el área de mayor preocupación para los padres sea la social. Con la ayuda de profesionales especializados en esta condición, la familia y los maestros pueden brindar una gran ayudar a los niños con TANV para ayudarlos a aprender y a incorporar habilidades sociales más eficaces concientizando y estableciendo reglas sociales a través de actividades cotidianas y el juego.
De igual importancia a las tareas coordinadas con el especialista serán el aliento y el reconociendo por su esfuerzo que pueda recibir de parte de su entorno, ayudándolo a construir el sentido de sí mismo, desarrollar autoestima, estructurar su yo, aprender a tener iniciativas, desarrollar el control interno y la motivación.
Promover la práctica de deportes y actividades de movimiento puede ser una manera de crear espacios para una interacción social sin demasiadas presiones y a la vez una manera de trabajar con la imagen corporal, los déficits motores y la relación cuerpo-espacio. Las actividades lúdicas y deportivas son un excelente marco para enseñar a los niños a interpretar y responder adecuadamente a los gestos y los sentimientos de los demás, respetar los turnos de acción y conversación, etc.
En tanto a la escuela, los maestros y profesores pueden ser grandes aliados a la hora de ayudar a los niños TANV a sentirse seguros y exitosos en la escuela, pero tendrán que asegurarse de que tienen todo el conocimiento que necesitan para ayudarlos. Un programa educativo apropiado para el estudiante con TANV debe tener en cuenta los procesos cognitivos de cada niño y aprovechar sus fortalezas para asegurar un resultado exitoso. Un programa adecuado buscará reconocer las áreas de deterioro neurológico que obstaculizan el rendimiento y tratar de proporcionar estrategias compensatorias con el objetivo de hacer frente a estas debilidades. Esto puede llevarse a cabo fraccionando las tareas complejas en series de tareas más pequeñas, secuenciando los pasos, usando la participación y el debate para desarrollar e integrar ideas y por sobre todo utilizando las fortalezas de los niños para aprender de memoria, ayudándolos a desarrollar hábitos y rutinas para organizarse en sus trabajos.
Es importante tener en cuenta que el estudiante con TANV generalmente se de-sempeña bien en un ambiente estructurado y predecible. Por lo contrario, experimentará una tensión extrema ante los cambios forzados o inesperados en la rutina. Debido a que este niño no tiene capacidad de organización interna, va a necesitar ayuda adicional en esta área, como colaboración para los cambios en la rutina y las transiciones. El pánico se establece cuando el niño se siente en “una emboscada” o no sabe qué esperar. Estos niveles elevados de ansiedad pueden atenuarse posibilitándole percibir un ritmo general que lo contenga y una coherencia dentro del programa escolar.
Muy a menudo los niños con TANV podrán experimentar dificultades para seguir instrucciones que conllevan una secuencia de pasos a seguir. "¿Ahora cómo sigo?", puede ser entonces una frase que los maestros escucharán con frecuencia y que podrían malinterpretar como una falta de atención o un problema de audición. En realidad el niño estaba prestando mucha atención y oyó toda la serie de instrucciones, pero es incapaz de “aguantar” tanta información. Aquí convendrá presentar las instrucciones mediante una secuencia más eficaz, partiendo los enunciados en segmentos manejables y presentarlos de a pocos por vez.
Debido a su sensibilidad sensorial, tanto los espacios de la casa como del aula tendrán que brindar un entorno sin factores de estrés, reduciendo las distracciones y situaciones que contribuyen a la sobrecarga sensorial. También será importante que se le hable con una voz clara, precisa y suave.
El trabajo escrito puede ser extremadamente frustrante debido a la combinación de problemas mecánicos relacionados con los retrasos de motricidad fina y las no tan desarrolladas habilidades espacio-visuales. Disminuir la cantidad de escritura y en su lugar permitir la expresión verbal puede facilitar mucho las cosas.
Para los padres también será muy importante hacer del hogar un ambiente de armonía y apoyo en el que el niño se sienta seguro y capaz.
Para minimizar las demandas que ponen de relieve las debilidades de un niño con Trastorno de Aprendizaje No Verbal se deberá observar cuidadosamente su desempeño en situaciones nuevas o complejas para obtener una apreciación de las fortalezas y debilidades y establecer las expectativas en consecuencia con ello.
No está demás reiterar que las expectativas en el progreso de las personas con esta condición son muy buenas si se atienden sus demandas tempranamente. Y quizás una de las mayores claves esté no en la exigencia de capacidades sino en la capacidad del entorno para estimular la gran potencialidad de estos niños".
Hasta no dar con un diagnóstico preciso, a menudo los padres se sienten culpables por lo que creen que es un fracaso en su rol. Por otra parte, el niño con TANV será regularmente regañado y exigido por circunstancias que no puede evitar, lo cual también puede sumirlo en una sensación de fracaso personal y un consecuente deterioro en su autoestima.
Estas situaciones pueden arrastrarse durante años, acumulando frustración y angustia, con el riesgo de derivar en signos clínicos de ansiedad severa, depresión, retracción social, problemas de atención y preocupaciones obsesivas.
Debido a estos riesgos, que pueden desencadenar serios problemas en la adolescencia como adicciones o incluso el suicidio, se manifiesta la importancia de identificar y atender las problemáticas de estos niños lo más temprano posible.
Probablemente el área de mayor preocupación para los padres sea la social. Con la ayuda de profesionales especializados en esta condición, la familia y los maestros pueden brindar una gran ayudar a los niños con TANV para ayudarlos a aprender y a incorporar habilidades sociales más eficaces concientizando y estableciendo reglas sociales a través de actividades cotidianas y el juego.
De igual importancia a las tareas coordinadas con el especialista serán el aliento y el reconociendo por su esfuerzo que pueda recibir de parte de su entorno, ayudándolo a construir el sentido de sí mismo, desarrollar autoestima, estructurar su yo, aprender a tener iniciativas, desarrollar el control interno y la motivación.
Promover la práctica de deportes y actividades de movimiento puede ser una manera de crear espacios para una interacción social sin demasiadas presiones y a la vez una manera de trabajar con la imagen corporal, los déficits motores y la relación cuerpo-espacio. Las actividades lúdicas y deportivas son un excelente marco para enseñar a los niños a interpretar y responder adecuadamente a los gestos y los sentimientos de los demás, respetar los turnos de acción y conversación, etc.
En tanto a la escuela, los maestros y profesores pueden ser grandes aliados a la hora de ayudar a los niños TANV a sentirse seguros y exitosos en la escuela, pero tendrán que asegurarse de que tienen todo el conocimiento que necesitan para ayudarlos. Un programa educativo apropiado para el estudiante con TANV debe tener en cuenta los procesos cognitivos de cada niño y aprovechar sus fortalezas para asegurar un resultado exitoso. Un programa adecuado buscará reconocer las áreas de deterioro neurológico que obstaculizan el rendimiento y tratar de proporcionar estrategias compensatorias con el objetivo de hacer frente a estas debilidades. Esto puede llevarse a cabo fraccionando las tareas complejas en series de tareas más pequeñas, secuenciando los pasos, usando la participación y el debate para desarrollar e integrar ideas y por sobre todo utilizando las fortalezas de los niños para aprender de memoria, ayudándolos a desarrollar hábitos y rutinas para organizarse en sus trabajos.
Es importante tener en cuenta que el estudiante con TANV generalmente se de-sempeña bien en un ambiente estructurado y predecible. Por lo contrario, experimentará una tensión extrema ante los cambios forzados o inesperados en la rutina. Debido a que este niño no tiene capacidad de organización interna, va a necesitar ayuda adicional en esta área, como colaboración para los cambios en la rutina y las transiciones. El pánico se establece cuando el niño se siente en “una emboscada” o no sabe qué esperar. Estos niveles elevados de ansiedad pueden atenuarse posibilitándole percibir un ritmo general que lo contenga y una coherencia dentro del programa escolar.
Muy a menudo los niños con TANV podrán experimentar dificultades para seguir instrucciones que conllevan una secuencia de pasos a seguir. "¿Ahora cómo sigo?", puede ser entonces una frase que los maestros escucharán con frecuencia y que podrían malinterpretar como una falta de atención o un problema de audición. En realidad el niño estaba prestando mucha atención y oyó toda la serie de instrucciones, pero es incapaz de “aguantar” tanta información. Aquí convendrá presentar las instrucciones mediante una secuencia más eficaz, partiendo los enunciados en segmentos manejables y presentarlos de a pocos por vez.
Debido a su sensibilidad sensorial, tanto los espacios de la casa como del aula tendrán que brindar un entorno sin factores de estrés, reduciendo las distracciones y situaciones que contribuyen a la sobrecarga sensorial. También será importante que se le hable con una voz clara, precisa y suave.
El trabajo escrito puede ser extremadamente frustrante debido a la combinación de problemas mecánicos relacionados con los retrasos de motricidad fina y las no tan desarrolladas habilidades espacio-visuales. Disminuir la cantidad de escritura y en su lugar permitir la expresión verbal puede facilitar mucho las cosas.
Para los padres también será muy importante hacer del hogar un ambiente de armonía y apoyo en el que el niño se sienta seguro y capaz.
Para minimizar las demandas que ponen de relieve las debilidades de un niño con Trastorno de Aprendizaje No Verbal se deberá observar cuidadosamente su desempeño en situaciones nuevas o complejas para obtener una apreciación de las fortalezas y debilidades y establecer las expectativas en consecuencia con ello.
No está demás reiterar que las expectativas en el progreso de las personas con esta condición son muy buenas si se atienden sus demandas tempranamente. Y quizás una de las mayores claves esté no en la exigencia de capacidades sino en la capacidad del entorno para estimular la gran potencialidad de estos niños".
Luis Eduardo Martínez
1 comentarios:
Que artículo mas interesante! gracias por compartirlo. Saludos
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