Este cuento es bastante conocido, lo leí hace mucho. En estos días nos envió la psicopedagoga que trabaja con nosotros, lo leímos de nuevo y nos miramos con Rodrigo. Las palabras sobraban. Este hecho lo vivimos, yo alguna vez en mi práctica educativa y él ahora frecuentemente ya que recorre los colegios por el tema de la inclusión. Lo muestro por que es relevante y está muy bueno para reflexionar desde nuestro lugar de maestros, coordinadores, psicólogos, directivos, técnicos. Encontrarnos con un maestro/a sin recursos creativos, agobiada/o por el trabajo, sin medios, ayuda o apoyos no es nada nuevo. En uno de los blogs en que se publicaba este cuento he leído que; los inspectores también están ausentes en las escuelas, que no tienen idea de las necesidades del aula y lo que es peor no se interesan. Eso lo dijo un maestro evidentemente, y es común escuchar ese tipo de comentarios, así como lo es, el pasarse las responsabilidades unos a otros todos los implicados en la tarea de educar. El trabajo en equipo, el interdisciplinario, es un gran desafío que no siempre las instituciones y demás agentes sociales pueden cumplir a cabalidad, por la razón que sea, siempre hay una, valedera o no. La tarea es cada vez más difísil, y es realmente preocupante si la misma no logra cubrir las necesidades de los niños y niñas con diversidad funcional incluídos en aulas regulares. Es una realidad que estamos observando a diario en la tarea educativa y que debemos mejorar. Es un desafío pendiente.
El autor es Enrique Mariscal, como el bien lo dice “Ninguna de mis historias son para entretener, pasar el rato; todas invitan a la reflexión a través de auto ironía, del buen humor y de la actitud positiva y superadora ante los conflictos”.
Es profesor de Filosofía; Lic. en Psicología y en Ciencias de la Educación; especialista en planificación de Recursos Humanos de la UNESCO; consultor en Educación Médica de la Organización Mundial de la Salud; Director del seminario permanente: «Volviendo a pensar sobre el enseñar y el aprender» en la Facultad de Derecho de la Univ. de Buenos Aires. También ha escrito Cuentos para pensar, y vídeos desde un planteamiento pedagógico destinados a la autoayuda.
"El Corcho”
Hace años, un inspector visitó una escuela primaria.
En su recorrida observó algo que le llamó la atención: una maestra estaba atrincherada atrás de su escritorio, los alumnos hacían un gran desorden; el cuadro era caótico.
Decidió presentarse:
“Permiso, soy el inspector de turno …¿Algún problema?”
“Estoy abrumada señor, no se qué hacer con estos chicos… No tengo láminas, el ministerio no me manda material didáctico, no tengo nada nuevo que mostrarles ni qué decirles …”
El inspector que era un “Docente de Alma”, vio un corcho en el desordenado escritorio, lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos:
¿Qué es esto? ” Un corcho señor “…gritaron los alumnos sorprendidos.
“Bien, ¿De dónde sale el corcho?”.
“De la botella señor. Lo coloca una máquina…”, “del alcornoque… de un árbol”… “de la madera…”, respondían animosos los niños.
“¿Y qué se puede hacer con madera?”, continuaba entusiasta el docente.
“Sillas…”, “una mesa…”, “un barco! “. Bien, tenemos un barco.
¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito?
Escriban a qué provincia argentina pertenece.
¿Y cuál es el otro puerto más cercano?
¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que allí nació? ¿Qué produce esta región? ¿Alguien recuerda una canción de este lugar? Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc.
La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:
“Señor nunca olvidaré lo que me enseño hoy. Muchas Gracias.”
Pasó el tiempo. El inspector volvió a la escuela y buscó a la maestra.
Estaba acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden…
“Señorita… ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí? Sí señor ¡Cómo olvidarme! Qué suerte que regresó. No encuentro el corcho. ¿Dónde lo dejó?”.
Enrique Mariscal ( De ” Cuentos Para Regalar “)
Fuente: http://sereescritor.wordpress.com/almacen-de-cuentos/
Es profesor de Filosofía; Lic. en Psicología y en Ciencias de la Educación; especialista en planificación de Recursos Humanos de la UNESCO; consultor en Educación Médica de la Organización Mundial de la Salud; Director del seminario permanente: «Volviendo a pensar sobre el enseñar y el aprender» en la Facultad de Derecho de la Univ. de Buenos Aires. También ha escrito Cuentos para pensar, y vídeos desde un planteamiento pedagógico destinados a la autoayuda.
"El Corcho”
Hace años, un inspector visitó una escuela primaria.
En su recorrida observó algo que le llamó la atención: una maestra estaba atrincherada atrás de su escritorio, los alumnos hacían un gran desorden; el cuadro era caótico.
Decidió presentarse:
“Permiso, soy el inspector de turno …¿Algún problema?”
“Estoy abrumada señor, no se qué hacer con estos chicos… No tengo láminas, el ministerio no me manda material didáctico, no tengo nada nuevo que mostrarles ni qué decirles …”
El inspector que era un “Docente de Alma”, vio un corcho en el desordenado escritorio, lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos:
¿Qué es esto? ” Un corcho señor “…gritaron los alumnos sorprendidos.
“Bien, ¿De dónde sale el corcho?”.
“De la botella señor. Lo coloca una máquina…”, “del alcornoque… de un árbol”… “de la madera…”, respondían animosos los niños.
“¿Y qué se puede hacer con madera?”, continuaba entusiasta el docente.
“Sillas…”, “una mesa…”, “un barco! “. Bien, tenemos un barco.
¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito?
Escriban a qué provincia argentina pertenece.
¿Y cuál es el otro puerto más cercano?
¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que allí nació? ¿Qué produce esta región? ¿Alguien recuerda una canción de este lugar? Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc.
La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:
“Señor nunca olvidaré lo que me enseño hoy. Muchas Gracias.”
Pasó el tiempo. El inspector volvió a la escuela y buscó a la maestra.
Estaba acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden…
“Señorita… ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí? Sí señor ¡Cómo olvidarme! Qué suerte que regresó. No encuentro el corcho. ¿Dónde lo dejó?”.
Enrique Mariscal ( De ” Cuentos Para Regalar “)
Fuente: http://sereescritor.wordpress.com/almacen-de-cuentos/
11 comentarios:
Los inspectores brillan por su ausencia, ocupan sillones en un edificio, eso sucede en mi provincia.
Una vez le dije a Rodrigo, que el ser maestro es una elección, pasión.
Debemos sacar de cada niño todo su caudal, buscando formas diferentes, eso nos enseñaron en pedagogía y ciencias de la educación.
Besitos :)
Me encantó, y es aplicable a muchas situaciones! Ah, no me salen las palabras, pero creo q sabés lo q quiero decir!!!
Besos
Acá también Graciela brillan por su ausencia.Para ser maestro realmente hay que tener vocación, es como dices una elección y una pasión y no solo por la labor de enseñar sino tener un profundo amor y respeto por los niños.Es una vocación dura y muy difísil de llevar y sobrellevar por la poca valoración y falta de apoyo que se le da.Pero ese no es motivo para que el maestro no haga su trabajo, no lo justifico. Respeto profundamente al maestro esforzado pero si no tiene habilidades y aptitudes y no quiere aprender tiene que ser honesto y retirarse.Un abrazo
Esta muy gráfico el cuentito Marina.Con ese toque irónico pega más. Claro, se puede adaptar a muchas situaciones,profesiones, personas, igual te salieron las palabras y se entiende.Yo creo que estoy por estar como la del cuento también, últimamente no encuentro el corcho,jaja.Cariños
Allá vamos con los corchos jajaja
Jajaja. Graciela de veras guardame uno, no es broma creo que lo voy a necesitar.Cuando estoy cansada y con las neuronas quemadas(no es el trabajo lo que me afecta sino la larga enfermedad de papá) me da por hacer bromas y Rodrigo se enoja, me reprende. Mas risa me da, es muy serio y ético.La edad nos cambia sin duda.
Hola Carmen, que vas a perder el corcho vos! me reencantó el cuento y los comentarios están muy divertidos.Besitos
Carmen, perdón. Menos lo de tu papá. Yo sé muy bien todo lo que están pasando.Fuerza y cariños a él y tu familia
Tranquila Silvita, no te preocupes. Gracias por tu apoyo. Un besote
Me alegra saber que mis cuentos tienen una valoración tan positiva.
Felicito a los lectores y comentaristas. Mis libros circulan provocando camnios y llamando a más imaginación en las aulas y servicios.
Cordialmente desde Buenos Aires, Enrique Mariscal.
3Me alegra saber que mis cuentos tienen una valoración tan positiva.
Felicito a los lectores y comentaristas. Mis libros circulan provocando camnios y llamando a más imaginación en las aulas y servicios.
Cordialmente desde Buenos Aires, Enrique Mariscal.
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