Hoy es el día del niño en nuestro país. Habrán niños felices que puedan celebrar su día, felices y ajenos a la realidad. Pero no todos los niños y niñas pueden celebrar su día.
Hoy es el día, ya que se recuerda la masacre de 1986 cuando en la batalla de Acosta Ñu fueron aniquilados miles de niños que fueron a batalla durante la guerra de la triple alianza con Argentina, Brasil y Bolivia. Empezando por ahí, ¿que sentido tiene elegir una fecha como esta para celebrar el día del niño? , al fin y al cabo analizando un poco más pareciera la resultante de una profecía autocumplidora, ya que aún pasado tanto tiempo el día de hoy seguimos sin motivos para celebraciones, la situación poco o nada ha cambiado. Esto no ocurre solo en este país, pero en este como en otros lugares del mundo diariamente la niñez no puede acceder a sus tan mencionados y supuestos derechos. Específicamente en este no existen muchas diferencias de condiciones, de aquí a épocas pasadas. Gran parte de la niñez paraguaya vive inmersa en una profunda situación de pobreza. Niños y niñas abandonados en las calles pidiendo limosna o comiendo de la basura y hurgando para conseguir algo para comer, vestirse, vender y hasta para jugar. Niños y niñas expuestos a un total abandono, sujetos de vulnerabilidad y violencia. Niños y niñas sin educación o contención familiar, sin asistencia social, enfermos/as, con adicciones, dados a la prostitucion y sujetos de maltrato infantil, acoso y abuso sexual. Niños y niñas sin oportunidades de inclusión social en total desamparo y exclusión. Esto no puede celebrarse. Son más de seis mil niños y niñas los que viven en situación de calle y de riesgo de los/las cuales gran parte han sido parte de abuso y violencia intrafamiliar o abandonados o explotados por sus propios padres. Es el paisaje diario al que lastimosamente estamos acostumbrándonos. Cada vez vemos más niños y niñas menores, inclusos bebés en situación de peligro en las calles, bajo la lluvia, el frio o el sol calcinante. En los semáforos mendigan monedas a cambios de piruetas, venden golosinas, limpian vidrios, a la salida de centros comerciales pidiendo algo de comer, hurgando basureros, niños aborígenes tocando la puerta de la casa pidiendo pan, niños que han perdido la inocencia y la ternura, les ha cambiado el carácter, son violentos para defenderse, se inician en la delincuencia y aun así a pesar de todo les queda ganas de jugar porque en el fondo siguen siendo niños. Estoy cansada de oir sobre convenios y proyectos, que se les de un desayuno y un juguete el día de hoy como si eso sirviera para paliar algo. La realidad no se tapa con un dedo, las entidades y organizaciones poco o nada hacen, o al menos no lo necesario y estos niños y niñas, por que eso son, NIÑOS Y NIÑAS que siguen expuestos/as al hambre, a la desnutrición, la pobreza, las enfermedades, el abuso, el maltrato, el abandono y deterioro físico y emocional. Un deterioro psicosocial que les dejarán secuelas irrecuperables que los marcarán para toda la vida. Estos son los niños y niñas que veo hoy, niños que son seres humanos supervivientes, que se enfrentan valientemente a una situación que por lo visto no va a cambiar. Y no tengo ganas de celebrar.
Hoy es el día, ya que se recuerda la masacre de 1986 cuando en la batalla de Acosta Ñu fueron aniquilados miles de niños que fueron a batalla durante la guerra de la triple alianza con Argentina, Brasil y Bolivia. Empezando por ahí, ¿que sentido tiene elegir una fecha como esta para celebrar el día del niño? , al fin y al cabo analizando un poco más pareciera la resultante de una profecía autocumplidora, ya que aún pasado tanto tiempo el día de hoy seguimos sin motivos para celebraciones, la situación poco o nada ha cambiado. Esto no ocurre solo en este país, pero en este como en otros lugares del mundo diariamente la niñez no puede acceder a sus tan mencionados y supuestos derechos. Específicamente en este no existen muchas diferencias de condiciones, de aquí a épocas pasadas. Gran parte de la niñez paraguaya vive inmersa en una profunda situación de pobreza. Niños y niñas abandonados en las calles pidiendo limosna o comiendo de la basura y hurgando para conseguir algo para comer, vestirse, vender y hasta para jugar. Niños y niñas expuestos a un total abandono, sujetos de vulnerabilidad y violencia. Niños y niñas sin educación o contención familiar, sin asistencia social, enfermos/as, con adicciones, dados a la prostitucion y sujetos de maltrato infantil, acoso y abuso sexual. Niños y niñas sin oportunidades de inclusión social en total desamparo y exclusión. Esto no puede celebrarse. Son más de seis mil niños y niñas los que viven en situación de calle y de riesgo de los/las cuales gran parte han sido parte de abuso y violencia intrafamiliar o abandonados o explotados por sus propios padres. Es el paisaje diario al que lastimosamente estamos acostumbrándonos. Cada vez vemos más niños y niñas menores, inclusos bebés en situación de peligro en las calles, bajo la lluvia, el frio o el sol calcinante. En los semáforos mendigan monedas a cambios de piruetas, venden golosinas, limpian vidrios, a la salida de centros comerciales pidiendo algo de comer, hurgando basureros, niños aborígenes tocando la puerta de la casa pidiendo pan, niños que han perdido la inocencia y la ternura, les ha cambiado el carácter, son violentos para defenderse, se inician en la delincuencia y aun así a pesar de todo les queda ganas de jugar porque en el fondo siguen siendo niños. Estoy cansada de oir sobre convenios y proyectos, que se les de un desayuno y un juguete el día de hoy como si eso sirviera para paliar algo. La realidad no se tapa con un dedo, las entidades y organizaciones poco o nada hacen, o al menos no lo necesario y estos niños y niñas, por que eso son, NIÑOS Y NIÑAS que siguen expuestos/as al hambre, a la desnutrición, la pobreza, las enfermedades, el abuso, el maltrato, el abandono y deterioro físico y emocional. Un deterioro psicosocial que les dejarán secuelas irrecuperables que los marcarán para toda la vida. Estos son los niños y niñas que veo hoy, niños que son seres humanos supervivientes, que se enfrentan valientemente a una situación que por lo visto no va a cambiar. Y no tengo ganas de celebrar.
Imagen : Google
8 comentarios:
Hola Carmen,uf que entrada. Se que andas algo desanimada, lo supe por lo comentarios.Te llamo y fuerza!
Realmente como decís Carmen, no se puede jugar más con los niños!
De alguna manera se los debe sacar de la calle, cobijarlos en familia.
Mucha tristeza.
Abrazos gigantes.
Gracias Ana María, ando pesimista y desperanzada pero estos estados son parte de la vida. Cariños
Es tan difísil Graciela, nadie hace nada para solucionar esta situación. Las cifras aumentan, es alarmante y las familias de los niños, hasta los aborígenes, lucran con ellos. Les das ropa y te tiran solo quieren dinero, hace poco un bené murió de frio, que pena realmente, mucha rabia e impotencia. Abrazos también.
una mirada muy transparente que nos hace reflexionar....
Espero que te sientas mejor pronto.... parece q el invierno nos ha entristecido un poco... no estuve en mis mejores dias tampoco... besos!!!!!
Te entiendo perfectamente Carmen. Nada hay que me entristezca y me indigne más, que el desamparo en el que tenemos a nuestra Niñez, lo MÁS preciado de la sociedad, lo que más debiéramos proteger todos.
Qué te puedo decir, que no suene a frase hueca (si con éso se ayudara a UN solo niño). Solo que Dios te dé "serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, valor para cambiar aquellas que sí puedes y sabiduría para conocer la diferencia".
Mucha sabiduría y fortaleza en estos momentos Carmen (q como Tú dices, son parte de la vida).
Y muchos muchos abrazos y besos
Hola Lorena,hace dias que no reviso el blog por eso contesto recién. Si, estoy algo desanimada por la larga enfermedad de mi padre. Espero te sientas bien, es que como dijo alguien, la vida no es un jardín de rosas. Abrazos
Toda injusticia social siempre me indignó y soy muy crítica, a veces hago una entrada y tengo que esperar para publicarla y reconsiderar lo dicho.Gracias Isabell por tus deseos, fortaleza me sobra pero lo que me está matando es la incertidumpre. Cariños
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