Estamos pasando un momento difícil, algunos lo saben. Una enfermedad Terminal en la familia perturba, absorbe y agota las últimas fuerzas que nos quedan, nos llena de cuestionamientos sin respuestas, literalmente nos consume. Cuando ya se ha hecho todo lo posible y por tanto tiempo uno va acumulando vivencias y sentimientos cargando una mochila cada vez mas pesada y esta se siente, impide caminar y hasta pensar. Con un enfermo de tantos años, con tantas idas y venidas al hospital, entrando cada 2 meses en la UTI, escuchando una y otra vez palabras como “de esto no sale”, “hay que estar preparado”, “le quedan años, luego meses y ahora días”…no es una situación a la que uno se pueda acostumbrar. Un enfermo de condición irreversible va pasando por distintos procesos, tristes, dolorosos y en este caso demasiado largo. En ese camino va llevando a la familia y la arrastra consigo de una manera cruel envolviéndola a través de tanto sufrimiento y la espera se vuelve por momentos intolerable. Uno no sabe que hacer con tantos sentimientos porque gran parte de las veces hay que guardarlos por que; “hay que ser fuerte”. Los médicos, infinidad de ellos de todo tipo y especialidades desfilan a diario cada cual con una respuesta u opinión que no hacen más que confundirnos y abrumarnos ya que lo que oímos no condice con la realidad que vivimos y vemos. Los médicos que no siempre están presentes a la hora de contener al enfermo ni a la familia pero si a la hora de cobrar los honorarios exorbitantes que de paso terminan dejando a uno en la calle. Las instituciones médicas y sus profesionales que no están capacitados para tratar con las emociones totalmente ausentes de empatía, no entienden el dolor, ni de su paciente ni de la familia. En momentos así uno espera antes que nada honestidad de su parte ya que lo que resta no es un intento de curar sino de agregar vida a los días que quedan o dicho de otra manera mantener vivo al enfermo hasta las últimas consecuencias. Los ruegos y pedidos de la familia no siempre cuentan. No saben, al menos en este país, de que existe una medicina cuidadora, para momentos de desesperación que consiste en acompañar terapéuticamente al enfermo y la familia. Las repercusiones en la familia son inevitables, se produce una crisis ante la cual nos debemos reajustar para afrontar la enfermedad y el cuidado del enfermo entrando en un desequilibrio emocional, laboral, económico y hasta religioso llegado el caso. Qué lejos estamos que exista un equipo de salud que abarque un trabajo estructural y funcional con la familia. La fortaleza para cuidar a un enfermo postrado tiene un alto costo que no se ve y no lo digo por nosotros los familiares sino también por las enfermeras que hace años lo están atendiendo. La factura llega con el desgaste psicológico y físico, la presión y responsabilidades sobre los miembros de la familia, generalmente mujeres, y no solo de desempeño sino los presupuestos a cubrir no tienen nombre, son de un sacrificio sin límites. A pesar de todo, en nuestra familia tuvimos la suerte, que no es el caso de todos debo decirlo, de contar con un recurso valioso, médicos amigos de cabecera y enfermeras, que están hace mucho acompañándonos, y lo hacemos mutuamente para paliar tanto estrés. Encontrar personas que brinden apoyo emocional o afectivo, amor, estima, empatía, que se convierten con el tiempo en confidentes y terminen siendo como si fueran de la familia no es fácil.
En estos últimos días una persona al tanto de la situación me preguntó como andábamos espiritualmente en la familia. Casi no pude responderle ya que con tanta cosa lo que menos se me paso por la mente es elegir ahora un camino de sanación interior o espiritualidad. Le dije que mi padre había recibido los sacramentos propios del caso y me contestoó, “ah entonces él esta mejor que nosotros”. Yo no sé si ya nada me conforma, pero esta respuesta me pareció fuera de lugar. Como puede saber él como está, si no lo vio y no lo sufrió, ni acompañó todos estos años en su deterioro, que sabe de las lágrimas que ha derramado, la tristeza que lo ha invadido, los cambios de humor, la impotencia de no valerse por sí mismo, su pérdida de funciones, de la ansiedad, irritabilidad y miedos ante vivencias inusuales, delirios y alucinaciones que lo acecharon en estos últimos tiempos. Que sabe del dolor inmenso, intenso, punzante, intolerable al punto de no soportar ni siquiera ser rozado por una caricia. Que sabe de sus pensamientos y su imposibilidad de comunicarse, de sus emociones perdidas, el abandono, el desinterés, la abulia y la depresión. Como va a estar mejor si lo único que desea es terminar de una vez con este calvario. Yo sé que existen pacientes que reclaman una contención espiritual, pero en el estado de mi padre no es el caso.
Este no es el primer caso que vivimos en la familia y por experiencia se que un enfermo cerebral o Terminal acaba con una familia cerebralmente enferma. Enferma la familia, la esposa, los hijos y hasta los nietos, enferman las enfermeras que lo cuidan y enferma hasta el perro de la casa. Desde luego hay alternativas para transitar este camino, para preservarse, para llevarlo de la mejor manera, de modo a que el daño que produzca en los seres que acompañan y que cuidan no sean también irreversibles. El camino de la sanación interior por el sufrimiento es uno de ellos y tal vez el único que queda para el enfermo ya que el cuerpo inevitablemente no sobrevivirá. La cuestión hoy, ahora, de qué camino tomamos los que quedaremos, como haremos para sobrevivir con tanto recuerdo, sentimientos y vivencias dolorosas, pasa a un segundo plano. Igual que, como haremos con toda esta desorganización, ansiedad, deterioro emocional, desgaste físico y alteración que está pasando y sufriendo nuestra familia. No puedo evitar pensar en tantas familias sin recursos y lo importante que sería que existan equipos de salud para prepararlos en situaciones como esta, en la fase final de la vida.
Espero que con el tiempo la medicina involucre más a la familia en el sentido de respetar las decisiones del enfermo y sus familiares, no para acortar la vida, sino para ayudar a esperar dignamente y con el menor dolor posible el momento de la partida de nuestros seres queridos. En eso estamos, al igual que él, esperando y sobreviviendo.
En estos últimos días una persona al tanto de la situación me preguntó como andábamos espiritualmente en la familia. Casi no pude responderle ya que con tanta cosa lo que menos se me paso por la mente es elegir ahora un camino de sanación interior o espiritualidad. Le dije que mi padre había recibido los sacramentos propios del caso y me contestoó, “ah entonces él esta mejor que nosotros”. Yo no sé si ya nada me conforma, pero esta respuesta me pareció fuera de lugar. Como puede saber él como está, si no lo vio y no lo sufrió, ni acompañó todos estos años en su deterioro, que sabe de las lágrimas que ha derramado, la tristeza que lo ha invadido, los cambios de humor, la impotencia de no valerse por sí mismo, su pérdida de funciones, de la ansiedad, irritabilidad y miedos ante vivencias inusuales, delirios y alucinaciones que lo acecharon en estos últimos tiempos. Que sabe del dolor inmenso, intenso, punzante, intolerable al punto de no soportar ni siquiera ser rozado por una caricia. Que sabe de sus pensamientos y su imposibilidad de comunicarse, de sus emociones perdidas, el abandono, el desinterés, la abulia y la depresión. Como va a estar mejor si lo único que desea es terminar de una vez con este calvario. Yo sé que existen pacientes que reclaman una contención espiritual, pero en el estado de mi padre no es el caso.
Este no es el primer caso que vivimos en la familia y por experiencia se que un enfermo cerebral o Terminal acaba con una familia cerebralmente enferma. Enferma la familia, la esposa, los hijos y hasta los nietos, enferman las enfermeras que lo cuidan y enferma hasta el perro de la casa. Desde luego hay alternativas para transitar este camino, para preservarse, para llevarlo de la mejor manera, de modo a que el daño que produzca en los seres que acompañan y que cuidan no sean también irreversibles. El camino de la sanación interior por el sufrimiento es uno de ellos y tal vez el único que queda para el enfermo ya que el cuerpo inevitablemente no sobrevivirá. La cuestión hoy, ahora, de qué camino tomamos los que quedaremos, como haremos para sobrevivir con tanto recuerdo, sentimientos y vivencias dolorosas, pasa a un segundo plano. Igual que, como haremos con toda esta desorganización, ansiedad, deterioro emocional, desgaste físico y alteración que está pasando y sufriendo nuestra familia. No puedo evitar pensar en tantas familias sin recursos y lo importante que sería que existan equipos de salud para prepararlos en situaciones como esta, en la fase final de la vida.
Espero que con el tiempo la medicina involucre más a la familia en el sentido de respetar las decisiones del enfermo y sus familiares, no para acortar la vida, sino para ayudar a esperar dignamente y con el menor dolor posible el momento de la partida de nuestros seres queridos. En eso estamos, al igual que él, esperando y sobreviviendo.
Imagen: Google
20 comentarios:
El desgaste es inmenso, como dices Carmen.
Cuando me ha tocado pasar por momentos fuertes, he tenido la suerte del acompañamiento de profesionales con los que he trabajado...asimismo, el cansancio es derrotador.
Te envío abrazos muy fuertes.
Carmen todo mi apoyo, gracias por atender mi llamado. Te deseo mucha fuerza y ánimo.
Carmen, me encuentro en una situación parecida con mis padres ya mayores. Sobre todo con mi padre. La enfermedad va arrastrando a todos, buscamos respuestas, diferentes médicos... se siente impotencia, como si se estuviera desasistido.
A la Sanidad le falta este importante apartado de la salud en la época final. Lo peor es que nadie es consciente hasta que lo vive.
Te deseo fuerza y ánimos en estas circunstancias.
Mucha fuerza Carmen, te mando un abrazo grande
Mi padre esta enfermo desde hace bastante tiempo Graciela pero lo duro es desde hace 2 años. Ahora me mata la incertidumbre, no puedo escuchar a los médicos ya no les creo.Muy desgastante para la familia.Si te contara las anecdotas, llaves en la heladera,olvido del perro, el horno prendido.Al final terminamos riendo.Abrazos también
Como no atenderte, gracias por llamar. Aprecio enormemente todo el apoyo que me diste. Gracias por tus deseos. Un beso
Sarah,me comprendes entonces.Yo digo, justo cuando uno más lo necesita, al ser adultos mayores se encuentran tan vulnerables y realmente no hay servicios para apoyarlos, que no cuesten una fortuna, claro está. Vulnerados en sus derechos así los veo.Mi padre trabajó toda su vida para darnos lo mejor y ahora no le alcanza ni para morir dignamente, es muy duro. También te deseo lo mejor y a tus padres. Cariños
Gracias Eugenia, es lo que necesito fuerza y buenos deseos como los tuyos. Cariños
Estimada Carmen:
Aunque es fácil escribir, sin mamar muchas veces las tristes y minantes vivencias del desaliento, todo mi ánimo, apoyo y solidaridad contigo y con toda tu familia.
VA POR TODOS VOSOTROS Y POR TU PAPÁ
Un abrazo inmenso
http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com/2011/08/condolencias-al-dolor-y-la-pena.html
Carmen F u e r z a!!!! Hay veces que uno no sabe porque pasan estas cosas, hay veces que uno se pregunta cuando va a terminar, decimos que ya no puedo mas y sin embargo, cosas como esta nos pasan solo para mostrarmos cuan fuerte podemos ser como seres humanos, e inexplicablemente la vida nos da la mano y nos ayuda a seguir de una manera que probablemente nosotros no nos imaginabamos que lo huvieramos podido hacer!!! Animo que la sangre de luchadora no es agua....vos podes!!
Un abrazo inmenso
Gracias nuevamente Manuel, ya leí esa bella y emotiva entrada que nos has dedicado. La música del video es muy significativa, un himno de vida, somos habitantes del planeta sobrevivientes a situaciones injustas muchas veces.Gracias por ser tan generoso, un abrazo también.
Silvita que puedo decirte que no sepas. Me conoces y sabes que soy muy fuerte, pero cuesta.Gracias por estar siempre apoyándome y por toda la ayuda que nos brindaste esé día que lo internamos en que increíblemente estabamos juntas.No sé si reir o llorar con la anécdota de la ambulancia que llegó sin oxígeno y tuvimos que esperar otra más equipada y él se nos iba. La negligencia, falta de responsabilidad y profesionalismo de los servicios en estos casos me indignan y estar reclamando lo que nos debería corresponder por derechos es injusto. Abrazos amiga.
Todos traemos nuetras crucesitas en el corazón, unos más, otros menos, pero como puedes ver, TODOS Carmen. Ésta tuya es muy pesada y de mucho tiempo, y entiendo perfectamente lo de los médicos; será por éso que ni pasar por un hopital me gusta; el puro olor me deprime y los médicos, no se diga!
Mi Padre (el mejor hombre del mundo) falleció de cáncer antes d que yo me casara, pero antes de éso, sus únicos hermanos también (con unos cuantos meses de diferencia). El esposo de mi hermana mayor (otro hijo para mi madre y un segundo padre para mí) falleció unos años después trágicamente delante de dos de sus hijos adolescentes aún (q hasta la fecha acuden a terapia) y el que estaba fuera no se perdona no haber estado. Mi hermana (su viuda) acaba de librar una batalla contra el cáncer (q esperamos con fe, no vuelva). Cuando Sara nació, no sabíamos si iba a vivir más d un día, por la operación tan riesgosa que le hicieron y hace poco nos dieron un susto MUY GRANDE sus exámenes (q prefiero no hablar, para no invocarlo). Entre otras tantas cosas, que como bien dices, te desgastan física, ECONÓMICA y emocionlamente; y cuando ya piensas que no vas a poder más; sale un recurso nuevo (y también a veces un mal nuevo) y crees q es el cuento de nunca acabar.
Pero cuando la Señora que me ayuda en la casa, me platica lo que le sucede, día a día, no desde hace dos o tres años, sino desde QUE NACIÓ y hasta la fecha (no crucesitas, UN CALVARIO!), y como dices tú, SIN recursos, ni físicos, ni ecomómicos, ni emocionales, y sin nadie a quién recurrir (porq todos están igual de fregados o peor); sin saberse defender; a la deriva de Dios, porq el gobierno aquí también, NO SIRVE pa nada.
Entonces pienso: cuando menos nosotros somos 9 hermanos, tenemos un poquito de inteligencia, contamos con algunos recursos, preparación; NO ESTAMOS SOLOS, nos tenemos como familia y a mi mamá (q tiene una fortaleza!) y tooodo lo maravilloso que nos legó mi papá (respeto, dignidad, honor, amor a la vida); en fin, TENGO salud, inteligencia y un corazón para salir adelante; y a esa pobre gente, hasta la dignidad les han quitado la mayoría de las veces.
"Mal de muchos consuelo de tontos" decimos por acá; pero yo, siempre que atravieso por algo así; volteo a ver pa arriba (porque me pasa ésto a mí?), pero también para abajo (qué haría yo con ésto, y en esas condiciones?).
Qué más te puedo decir Carmen (más?). Que pasa, todo pasa; aunque en el inter, pierdas muchas cosas.
Un laaaaaargo abrazo! Y llora Amiga, llora y reniega y desahógate; aunque sea aquí, pero no te quedes con todo (es una cruz muy grande, para tí solita).
XOXOXOXOXO Te queremos y estamos contigo hoy y siempre.
Isabell, escribes jugoso como dice Graciela.Pero si has pasado un montón también.Mi hermano falleció muy joven, fué un golpe duro, papá enfermó en el 92, superó un cancer en el camino,varios infartos y todos los chiches que conlleva la enfermedad cardíaca, luego las pulmonares, los edemas el compromiso cerebral. Hace dos años el ACV de una tía que quedó a nuestro cuidado nos consumió conjuntamente con el deterioro de papá, dos enfermos en la familia es algo pesado. Somos tres hermanas muy unidas y de gran fortaleza al igual que mi madre, no sé hasta cuando. Una familia unida es invalorable para pasar estas crisis. Yo no puedo dejar de pensar también en las personas sin recursos, lo que viven es tan injusto. Ya dijiste todo Isabell Gracias, gracias.
Ufff.....! Querida Carmen, como no conectarse o sintonizar contigo tanto dolor y sufrimiento! y como tu citas en el blog “Cuando ya se ha hecho todo lo posible y por tanto tiempo uno va acumulando vivencias y sentimientos cargando una mochila cada vez mas pesada y esta se siente, impide caminar y hasta pensar” La muerte de uno de los padres es una experiencia por la que todos pasamos o pasaremos algún día, pero recién cuando ese día llega nos damos cuenta de lo que significa esa perdida, eres fuerte Carmen, sin embargo, todo este proceso ha sido y es devastador para ti y familia. Por lo mismo creo que el que puedas expresar y echar todo para fuera todo lo que sientes (como se dice en Chile) ojala sea de alguna forma bueno para ti y algo reparador, gracias por dejarnos estar ahí contigo y así enterarnos por lo que estas pasando; tus sentimientos, rabias, frustraciones y todo ese sufrimiento y poder apoyarte.
Carmen Uds. Es maravilloso que como familia han podido estar siempre junto a tu padre unos mas que otros, de alguna u otra forma, corriendo de un lado para otro, con menos o mas información de parte de los médicos y de sus enfermeras (quienes lo quieren mucho) hasta con anécdotas como comentas, sin duda que tu padre Carmen ha sentido todo ese amor, apoyo y preocupación por parte de cada uno de Uds. A pesar, de todo lo que les ha ocasionado esta enfermedad como tú bien dices “desorganización, ansiedades, deterioro emocional y ni hablar del desgaste físico, sin apoyo profesional que pueda asistirlos en estos momentos, aun con eso y mas, sin duda que tu padre se ha sentido siempre acompañado y lleno de amor por parte de su familia.
Carmen, solo nos queda ofrecerte todo nuestro apoyo, solidaridad y escucha cuando lo necesites.
Cristina, Turito y Sebastián.
Gracias Cristina. Siempre estamos en contacto y además estás al tanto por Rodrigo. Como nos conoces puedes hacerte una idea real de la situación,no es fácil para nadie pero mamá lleva la carga más pesada. Además estuvo enferma y sin caminar cosa que complicó todo aún más. Lo bueno es que somos muy unidas y tratamos de apoyarnos, turnarnos y fortalecernos unas a otras. Gracias por todo y un saludo cariñoso a tu mamá y Sebas. Para vos un abrazote de parte de mi familia y mío.
Carmen, no sabes lo presente que he tenido en mi mente a toda tu familia, pero sobre todo a tu mamita a quien me imagino con mucha carga entregale mil abrazos y besos llenos de amor y apoyo , junto con la Turito los tenemos a todos en nuestras oraciones.
Un fuerte abrazo con mucho amor.
Carmen vos sabes que no soy de dejar comentarios, pero en esta ocasión lo voy a hacer para darte todo mi apoyo a vos y a todo tu flia, hace mucho que ya no convesamos(si, soy yo quien se aparto un poco), sé que con la situación de Don Chiquito estas pasando por una cuestión muy dificil(ya lo viví) asi que si tenes ganas de distraerte, despejar la mente avisame y nos juntamos a tomar un cafe o simplemente a conversar. Fuerza y Animo!
Gracias Cristi, ya está al tanto mamá y te agracece mucho mucho tu cariño. Un abrazo lleno de cariño para vos y tu familia.
Gracias anónimo, me resulta gracioso llamarte así. Te agradezco mucho tu comentario y tus deseos para mí y mi familia. Que estes bien.
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