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PDP

"Que gran desafío... Vivir experiencias, procesos, adquirir confianza, expresar emociones, conocer criterios. ¡Que gran desafío construir mi propio camino de crecimiento personal!"

¿Qué es PDP?

El Programa de Desarrollo Psicosocial acompaña el proceso de adquisición e implementación de las habilidades para lograr un equilibrio entre los factores que hacen al entorno de personas con capacidades diferentes.
El PDP pone énfasis en el trabajo de las habilidades conductuales, sociales y adaptativas asi como el entrenamiento funcional para la vida práctica, la autonomía personal y la autogestión


Quienes somos

Somos dos psicologos y terapeutas conductuales, Carmen Ruiz Diana y Rodrigo Julio Peralta, con gran experiencia en la educación y tratamiento de niños, jóvenes y adultos con diversidad funcional, Síndrome de Down, trastornos del espectro autista, TGD, TDAH, trastornos conductuales y emocionales.

Nuestro objetivo y propósito con este blog es dar a conocer y compartir desde la práctica nuestras ideas y experiencias vivenciales, las cuales nos motivan a realizar nuestro programa.

En caso de necesitar información sobre nuestro trabajo en mi perfil obtendrán nuestro correo electrónico, gustosos responderemos. Gracias


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Programa de Desarrollo Psicosocial
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DETECCIÓN PRECOZ DE TRASTORNOS SENSORIALES

lunes, 24 de octubre de 2011

Para la detección precoz de los trastornos del desarrollo, sensoriales y de la Integración Sensorial debemos tener en cuenta ciertos signos de alarma en las áreas detallados mas abajo, como se puede apreciar en el siguiente material.



Signos Atípicos de Alerta o Alarma de trastornos del desarrollo y sensoriales:
Hay trastornos del desarrollo y sensoriales que se detectan apenas el niño o niña nace (y aún antes) y otros que se descubren más tarde.
La detección precoz es de suma importancia, pues si las dificultades se diagnostican tempranamente es posible brindar al niño/a estimulación y/o intervención temprana que lo ayudarán a alcanzar su máximo potencial y le permitirán hacer muchas cosas que de otra manera no sería capaz de realizar.
Para la detección temprana de cualquier discapacidad o trastorno del desarrollo es necesaria la observación y evaluación del niño/a en función del Cuadro de Desarrollo y de la lista de signos atípicos de alerta o alarma.
Un signo atípico de alarma o alerta es una señal de advertencia, es la expresión clínica de una desviación del patrón normal del desarrollo.
Puede llevar a patrones de tipo compensatorio, con compromiso del desarrollo en su conjunto. No supone, necesariamente, la presencia de patología neurológica. Indica que el niño tiene un problema y debe ser examinado y/o tratado por un terapista calificado. Por ejemplo si:
- no fija la mirada en la mamá,
- se sienta en “W”,
- camina siempre en puntas de pies,
- toma los objetos con el dedo pulgar y el medio, etc.
Visión
Primer año de vida:
-Ojos rojos.
-Lágrimas espesas.
-Lagrimeo permanente.
-Desviación permanente o intermitente de uno o ambos ojos.
-Opacidad de una o ambas córneas (túnica o membrana transparente y abombada que recubre el globo ocular).
-Una de las córneas es de mayor tamaño que la otra, o ambas son llamativamente grandes.
-Molestias ante la luz.
-Ojo entrecerrado.
-Gestos de dolor.
-Movimientos oculares anómalos, sin dirección y sin ritmo.
-Ambos ojos desviados hacia abajo, con retracción de los párpados en forma intermitente.
-No fija la mirada en la mamá.
-No sigue los objetos con la vista.
A partir de los 12 meses:
-Desvía, inclina o gira la cabeza para fijar la mirada hacia los costados.
-Cierra un ojo.
-A menudo se tropieza con cosas o se cae.
-Se frota frecuentemente los ojos, o se queja porque le duelen.
-Párpados enrojecidos, llorosos, lagañosos, inflamados o edematizados.
-Frecuente o intermitentemente bizqueo de uno o ambos ojos.
-Para leer, lleva los libros u otros objetos muy cerca de los ojos.
-Se acerca mucho a la televisión.
-Córnea opaca o blanquecina.
-Falta de brillo en un ojo, a diferencia del otro.
-“Brillo” dentro de un ojo, en determinada incidencia o iluminación.
-Dolor de cabeza a repetición.
-Mareos (“le dan vueltas las cosas”).
-Molestia exagerada ante la luz (entrecierra los ojos, quiere estar a oscuras, etc.).
-Desviación intermitente o permanente de uno o ambos ojos.
-Confusión en discriminación de colores (6 años o más).
-“Molestias vagas” (difíciles de definir por el niño) y/o dolor persistente, sin causa determinada.
Audición
1 a 3 meses:
-No responde a los ruidos fuertes.
-No se calma con la voz de la mamá.
-Duerme mucho y no reclama atención.
3 a 6 meses:
-No se da vuelta cuando lo llaman suavemente.
-Demuestra una reacción marcada a ruidos repentinos.
-Es irritable.
Nota: “Un niño sordo puede balbucear (uu, bba, ajó, etc.) y realizar otros juegos vocales a la misma edad que un niño oyente.”
6 a 10 meses:
-Deja de balbucear (al no oírse, pierde interés en el juego vocal).
-Se muestra aislado del medio ambiente, impresiona “diferente” a otros bebés.
-Su atención a la música o cuentos es menor de cinco minutos.
-No comprende palabras y sonidos simples (no, mamá, chau, etc.).
-No responde a sonidos habituales (teléfono, alarmas, timbres, etc.).
10 a 15 meses:
-Dolores/supuración de oídos a repetición.
-Habla con voz muy alta o muy baja.
-Gira siempre hacia el mismo lado para escuchar, aunque el sonido provenga de otro lugar.
-No responde al llamarlo desde otro cuarto.
-Más de 15 meses:
-Utiliza gestos en lugar de palabras para comunicarse.
-Lenguaje inusualmente poco claro comparado con el de otros niños.
Área motora
Menor de 1 año:
-Mano cerrada en forma permanente, con dedo pulgar incluido, uni o bilateral.
-No lleva las manos a la boca.
-No sostiene la cabeza (4 meses o más).
-No toma un objeto (5 meses o más).
-No se sienta solo (9 meses o más).
-Movimientos anormales (temblores, convulsiones, movimientos rápidos de los ojos o nistagmus, etc.).
-No logra juntar las manos en la línea media.
-Muy rígido o muy fláccido (hipo o hipertonía).
* Nota: “Tono muscular es la contracción mínima sostenida que tienen todos los músculos, aún en reposo, sin hacer nada; se controla de manera autónoma por el cerebro”.
-Asimetrías en la postura o en la actividad: una mano y/ o pierna es más hábil o más lenta que la otra. Hasta los dos años ningún niño tiene determinada la lateralidad o preferencia de mano o pierna, deben ser simétricos en sus movimientos.
-Poco o demasiado activo.
-Irritable.
Mayor de 1 año:
-Marcha con piernas entrecruzadas.
-Camina en puntas de pie.
-Ausencia de marcha autónoma (18 meses).
-Un lado del cuerpo es menos coordinado cuando camina o corre.
-Un sector del cuerpo tiene mayor tono muscular, es más rígido.
-Las manos tiemblan o son torpes al realizar tareas de precisión (tomar objetos pequeños con los dedos, enhebrar, apilar cubos, dibujar, etc.)
Mayor de 3 años:
-No se para en un pie por un período corto (4 años o más).
-No puede cortar con una tijera (4 años o más).
-No puede tirar una pelota por lo alto o agarrar una pelota que rebota hacia él (5
años o más).
-Problemas de coordinación en actividades motoras gruesas o finas: equilibrio pobre, dificultad en aprender nuevas tareas que requieren coordinación viso-motora.
Área socio-emocional
Interacción con adultos:
Menor de 2 años:
-Irritabilidad.
-Apatía, desinterés, pasividad.
-Ausencia de sonrisa social (4 meses o más).
-Rechazo de contacto físico.
-Falta de interés por el entorno o las personas que lo cuidan.
-Auto-estimulación/auto-agresión.
-Juego estereotipado, ausencia de juego imitativo.
-Número inusual de comportamientos para llamar la atención (berrinches).
Mayor de 2 años:
-Carece de pautas de autonomía.
-Inseguro.
-No cumple órdenes sencillas.
-Aislamiento, timidez extrema.
-Crisis de ansiedad, baja tolerancia a la frustración.
-Cambio continuo de actividad.
-Conducta desorganizada, oposicionista.
- Interacción con otros niños:
Mayor de 3 años:
-Se involucra sólo en juego solitario o paralelo.
-Evita a ciertos niños.
-Se apega a otro niño en particular.
-A menudo desorganiza el juego de los demás niños.
-No interviene en juegos grupales o imaginarios (4 años).
-No comparte y/o no espera su turno (5 años).
Comportamientos individuales:
-Exhibe comportamientos auto-abusivos (por ejemplo: golpearse la cabeza).
-Reacciona exageradamente a estímulos no esperados (ruidos fuertes, sirenas, bocinas estridentes, etc.).
-Pobre capacidad para resolver problemas.
-Comportamientos repetitivos.
-Reacciona inusual y fuertemente al sentir ciertas substancias o texturas.
-Se siente incómodo al ser tocado por otra persona.
Mayor de 3 años:
-Falta de control de esfínteres por lo menos una vez por semana (4 años o más).
Área del lenguaje
-El habla depende de fenómenos biológicos, emocionales y socioculturales.
-Su adquisición es uno de los procesos más complejos de todos los que conforman el desarrollo infantil.
-Los trastornos del lenguaje están producidos por déficits o trastornos de la audición, intelectuales, del desarrollo y neurológicos.
-No deben subestimarse sus alteraciones, esperando una remisión espontánea y simple.
1 a 6 meses:
-Escasa reacción a la voz materna (2 meses).
-No gira la cabeza al sonido: voz, campanilla, etc. (4 meses o más).
-Ausencia de vocalizaciones recíprocas en los primeros meses.
-No balbucea.
Nota: “El balbuceo se produce por la ejercitación de las cuerdas vocales, no requiere de una audición normal.
-Un niño sordo aprende a balbucear (uba, uu, etc.) y realiza otros juegos vocales a la misma edad que el que oye”.
-Aislamiento y desorganización de la conducta.
6 a 10 meses:
-Pierde el balbuceo de los primeros meses, pues ya no le es placentero.
-No emite ni repite dos sílabas (sin significado): da-dá; ta-tá, etc.
-No vocaliza en respuesta a lo que se le habla.
10 a 15 meses:
-Ruptura o desvinculación con el medio.
-Relaciones frágiles y pobres con otras personas.
-No repite palabras ni sonidos simples.
-No emite palabras simples.
-Conductas y juegos estereotipados.
-Movimientos de auto-estimulación (rocking).
-Más de 15 meses:
-Ruidos y sonidos extraños, guturales (aullidos, gritos, etc.).
-No demuestra interés en libros o en escuchar historias.
-Ausencia de bisílabos (15 meses).
-No sigue instrucciones verbales simples.
-No emite palabras sencillas.
-No comprende órdenes sencillas (18 meses).
-No señala figuras ni partes de su propio cuerpo.
2 a 3 años:
-No señala partes de la cara o cuerpo.
-Dice pocas palabras, mal estructuradas y aisladas.
-Utiliza neologismos (significado individual a las palabras).
-No dice ninguna palabra.
-No arma frases de dos palabras.
-No se refiere a sí mismo por el pronombre “yo”.
-No usa el “mío” para designar sus pertenencias, ni el “tuyo”.
-No expresa sus necesidades por el lenguaje expresivo.
-Repite preguntas u otras expresiones verbales como eco (ecolalias).
-No puede repetir rimas o propagandas de la televisión.
Mayor de 3 años:
-No arma oraciones cortas.
-Las personas fuera de la familia no entienden lo que dice.
-Tartamudez.
Área cognitiva
Menor de 12 meses:
-Es irritable, llorón, difícil de calmar y de alimentar.
-No presenta sonrisa social (4 meses o más).
-Ausencia de viveza en la mirada.
-Escasa reacción ante caras o voces familiares.
-No puede concentrar su atención en personas, objetos y juguetes ni siquiera durante un minuto.
-Escaso interés por personas u objetos.
-Se aísla del ambiente mientras se balancea o se chupa la lengua.
-No diferencia conocidos de extraños (10 meses o más).
1 a 2 años:
-No extraña (12 meses).
-No imita gestos (12 meses).
-No comprende prohibiciones (12 meses).
-No señala con el índice (12 meses).
-No comprende órdenes sencillas (15 meses).
-No realiza juego imitativo (18 meses).
-Conducta o juego estereotipados.
-No encuentra los objetos que se ocultan a su vista.
-Camina bien pero tropieza continuamente con los objetos (falta de organización espacial).
2 años:
-Garabato descontrolado.
-No copia una raya ni un círculo.
-No organiza ningún juego.
-No imita ni relata situaciones que vio o en las que participó.
-o reconoce “arriba/abajo; adelante/atrás”.
3 años:
-No puede contestar preguntas simples.
-No conoce su edad, su sexo ni su nombre completo.
-No arma rompecabezas simples.
-No reconoce opuestos (alto/ bajo; frío/ caliente, etc.).
Más de 3 años:
-No da respuestas razonables a preguntas sencillas: “¿Qué hacés cuando estás con sueño?, ¿Qué hacés cuando tenés hambre?”.
-No demuestra habilidades para resolver problemas simples.
-No es capaz de contar hasta 3.
-No puede dibujar 2 ó 3 partes de una figura humana.
-No cuenta ni repite cuentos e historias.
5 años:
-No comprende el significado de palabras: “hoy”, “mañana”, “ayer”.
-No demuestra habilidades de memoria.
-No repite secuencias cortas o números.
-No completa lo que falta en una secuencia de objetos.
-No distingue colores.
-No sigue consignas simples en los juegos.
signos de alarma de problemas de integración sensorial
-Por dificultades en el procesamiento de estímulos simultáneos por baja o elevada sensibilidad sensorial, un niño con desorden en la integración sensorial presentará más de uno de los signos descriptos más adelante.
-Si se detectan, se debe consultar con el pediatra.
Irritabilidad o rechazo a ser tocado.
-Arquea su cuerpo o se pone tenso al ser sostenido.
-No se acurruca al ser sostenido, o llora.
-Se irrita si es pasivamente movido en el espacio, o se lo cambia de posición.
-No le gusta la presión sobre su cuerpo.
-Se distrae o reacciona con temor frente a movimientos comunes.
-No se calma fácilmente luego de estar disgustado o llorando.
-Se quita o no le gustan algunas texturas de ropa, juguetes o superficies ásperas, con etiquetas, etc.
-Evita y/o llora al probar comidas con diferentes consistencias (grumosas, más espesas, etc.) aunque sean introducidas a la edad apropiada.
-Le desagradan ciertos olores.
-echaza temperaturas frías.
-Le molestan sonidos de alta intensidad (licuadora, timbres, bocinas, aspiradora, etc.).
-Se distrae con facilidad.
-Presenta un carácter impulsivo.
-Le cuesta planificar sus tareas.
-Cuando algo no le sale bien, se frustra, se pone agresivo o se aísla.
Realiza movimientos extraños, no intencionales, con alguna parte de su cuerpo mientras ejecuta una actividad.
-Está en constante movimiento.
-Permanece en una posición poco activa, cansándose rápidamente.
-Pierde el equilibrio.
-No extiende sus brazos para protegerse al caer (6 meses o más).
-Le cuesta aprender nuevas actividades en las que usa sus brazos y piernas.
-Choca reiterativamente con su cuerpo contra objetos.
-No lleva su mano derecha hacia el lado izquierdo y viceversa (8 meses o más).
-No emplea ambas manos para jugar (no transfiere un objeto desde una mano a la otra, no cruza la línea media, no golpea dos chiches entre sí).
-Luego del año de vida, manipula los objetos sólo con la yema de sus dedos.
-No lleva objetos a la boca, o los muerde.
-Le cuesta dormirse; llora al acostarlo en su cama.
-Duerme por breve tiempo (15 minutos o menos), se despierta rápidamente.
-Duerme por largos períodos de tiempo.
-Pobre autoestima.

Desarrollo. Signos Atípicos de Alarma o Alerta
Dras. Iris T. Schapira y Enriqueta Roy
LOS AÑOS FORMATIVOS. Desarrollo e Intervención Oportuna en los primeros cinco años de vida
Imagen:Google

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Etiquetas: Asperger, Autismo, Hiperactividad, Sensorial, Síndrome de Down, Terapias

UN MODELO DE CRIANZA A DESTERRAR

martes, 18 de octubre de 2011

En el Congreso Latinoamericano de Primera Infancia realizado el pasado julio en Bs.As. los especialistas coincidieron en la necesidad que los padres pongan límites claros a los niños pequeños. El artículo es de Tesy De Biase y se llama "Su majestad, el bebe": un modelo de crianza a desterrar" Este es el artículo:

¿Gratificar o frustrar? He ahí una controvertida cuestión que atraviesa a sucesivas generaciones de padres. "Un buen padre es capaz de gratificar y frustrar", dictamina Miri Keren, psiquiatra infantil de la Universidad de Tel Aviv, Israel, en su visita a la ciudad de Buenos Aires para participar del Congreso Latinoamericano de Primera Infancia. Pero admite que la vertiente de la frustración es la más fallida.
"Durante años en Israel se sostuvo la tendencia a gratificar a los niños, sin decirles que no para evitar el llanto. Y hoy vemos que cuando cumplen dos años o dos y medio los padres quieren instalar el no, pero los niños se rebelan, como diciendo ¿por qué prohibir lo que antes estaba permitido?"
Este modelo laxo de educación también se expresa en el tiempo de amamantamiento. "Es bueno amamantar, pero debes detenerlo en algún momento, y hoy encuentras niños de dos años que en cualquier momento que sienten hambre le levantan la ropa a la madre y toman la teta. Porque las madres no dicen que no. No le dicen que no al amamantamiento y no se lo dicen a subirse arriba de la mesa", se queja Keren.
"Gratificar demasiado no es bueno." Y apuesta al fin de la era de su majestad el bebe. "Es demasiado para el primer bebe cuando los padres ponen todas sus necesidades de lado y se centran en las necesidades del hijo. Por un año o dos puede estar bien, pero después empiezan a sentirse frustrados y encuentran dificultades para construir un nuevo equilibrio entre sus propias necesidades y las del niño.
Antoine Guedeney, psiquiatra francés y presidente de la Asociación Mundial de Salud Mental, co-organizadora del citado congreso, se opone a un concepto del pediatra y psicoanalista inglés Donald Winnicott, con vigencia durante décadas: la preocupación maternal primaria, entendida como una capacidad innata de las mujeres a adaptarse masivamente a las necesidades del hijo en los meses posteriores al nacimiento.
"No creo que sea necesario para un sano desarrollo del bebe que la madre tenga esta especie de estado «alcohólico» para entender qué es lo que está sucediendo en la mente de su hijo. Es más, pienso que es intrusivo", afirma Guedeney.
El arte del equilibrio
Una vez cubiertas las necesidades básicas, "no es tanto lo que necesitan los niños", alienta Guedeney: "amor, protección y ordenamiento". Pero recalca la doble vertiente de la función paterna: "también es necesario darles la posibilidad de explorar, hacer su propia experiencia cometiendo errores para que puedan desarrollar confianza en sí mismos; sentirse libres para aprender, jugar y estar con otros solos sin supervisión adulta, sin nuestra ayuda. Cuando ayudamos demasiado no los ayudamos para nada".
Ambos profesionales comparten la imposibilidad de sostener un modelo de paternidad perfeccionista y ajeno a las múltiples e inevitables equivocaciones. "Ser un buen padre no significa no cometer errores o no tener momentos de falla de la empatía con el hijo. El punto principal es tener la capacidad de reparar", dice Mirr.
Y Guedeney refuerza: "Es importante desarrollar la sensibilidad suficiente como para ver la respuesta del niño a un error y cambiar lo que sea necesario cambiar. No necesitás ser extremadamente inteligente ni excepcional para ser una buena madre, basta con ofrecer protección y amor. Porque el bebe, el bebe normal, promedio, hace el resto del trabajo".
Para que todo el engranaje familiar circule en un territorio de salud destaca una variable clave: la parentalidad coordinada. Estén o no en pareja los padres, la mejor opción para los hijos es que los padres tomen decisiones de forma compartida y transmitan las reglas a los hijos en conjunto. "Cuando los chicos quedan atrapados en medio de bombardeos entre padres en conflicto sienten miedo a ser abandonados y, como ellos piensan en sí mismos, se dicen «es mi culpa»."
El psicoanalista reconoce que cada vez son más los padres que, tras el divorcio, son capaces de sobrevolar sus propios conflictos para sostener una buena coparentalidad. Variable positiva, destacable en el marco de un modelo de paternidad laxa con falta de límites, que según Guedeney está instalado "en los grupos medios de Israel, Estados Unidos y Europa".
VIDEO EN EL CONSULTORIO
Las nuevas tecnologías se instalaron en la psicoterapia y los psiquiatras infantiles Miri Keren y Antoine Guedeney usan videos en el consultorio. Con el consentimiento de los padres, la familia es registrada en video durante distintas interacciones de juego. Las imágenes facilitan la observación y reconocimiento de los comportamientos conflictivos. "El modelo ya no es del terapeuta haciendo su sabio diagnóstico -opina Guedeney-. Se está moviendo hacia un trabajo compartido. La propuesta es trabajar cooperativamente y el video es una excelente herramienta para alcanzar esa cooperación."

Fuente e imagen: LA NACION

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Etiquetas: Artículos, Conducta, Educación, Familia, Límites

ESQUIZOFRENIA, SU COMIENZO EN LA INFANCIA

miércoles, 12 de octubre de 2011

El nuevo manual psiquiátrico, el DSM-V, para el 2013 traerá cambios importantes en una amplia gama de trastornos mentales que ubican los síntomas en nuevas categorías. Entre ellos los síndromes de riesgo y algunas psicosis y trastornos del estado de ánimo o bipolares en niños/as y adolescentes así como cambios en relación a los trastornos del espectro autista, ubicación del asperger, entre otras novedades. Independiente a estos cambios drásticos, el tema de la salud mental infantil preocupa y aunque cuesta hacer el diagnostico diferencial recordemos a una de las mas temidas manifestaciones, la esquizofrenia infantil según el manual actual.

Kaplan, H; Sadock, B: “Sinopsis de psiquiatría. Ciencias de la conducta. Psiquiatría clínica”, Caps. de Psiquiatría infantil: 49 (Esquizofrenia de inicio en la infancia) Octava Edición, Editorial Panamericana.

"Según el DSM-IV el inicio de la esquizofrenia se produce habitualmente entre los últimos años de la adolescencia y la mitad de los treinta, pero este trastorno puede aparecer tan precozmente como los cinco o seis años. Aunque las características son las mismas para niños/as que para adultos, el diagnostico en la infancia puede resultar más complicado. En los niños y niñas, las ideas delirantes y las alucinaciones suelen ser menos elaboradas y las alucinaciones visuales son más habituales.
La esquizofrenia en niños y niñas prepuberales conlleva la presencia de al menos dos de los siguientes sintomas: alucinaciones, ideas delirantes, lenguaje o comportamientos gravemente desorganizados y retraimiento grave durante al menos un mes. También debe presentarse deterioro grave en el funcionamiento social o académico y signos continuos de deterioro persistente durante al menos seis meses. Los criterios diagnósticos para la esquizofrenia en los niños/as son los mismos que para los adultos, con la excepción de que los mismos pueden no conseguir alcanzar los niveles de funcionamiento social y académico esperado en lugar de presentar un deterioro en su funcionamiento.
Según el DSM-IV, se puede diagnosticar esquizofrenia con la presencia del trastorno autista.
El trastorno esquizotípico de la personalidad es similar a la esquizofrenia en su afecto inapropiado, pensamiento mágico excesivo, creencias extrañas, aislamiento social, ideas de referencia y experiencias perceptivas inusuales, como las ilusiones. Sin embargo, el trastorno esquizotípico de la personalidad no presenta características psicóticas; es más, el trastorno parece venir agregado en familias con esquizofrenia desarrollada en la edad adulta.
Diagnostico y Manifestaciones Clínicas:
El comienzo es con frecuencia insidioso; después de mostrar afectos inapropiados de comportamiento inusual, un niño o niña puede tardar meses o años en cumplir criterios diagnósticos de esquizofrenia.
Pueden presentar historias de retraso del desarrollo motor o verbal y funcionar mal en el colegio a pesar de tener una inteligencia normal. Aunque los niños y niñas con esquizofrenia y trastorno autista pueden presentar una historia temprana similar, los niños/as con esquizofrenia tienen una inteligencia normal y no cumplen criterios de un trastorno generalizado del desarrollo.
De acuerdo con el DSM-IV, un niño o niña con esquizofrenia puede experimentar deterioro en su funcionamiento junto con la aparición de sintomas psicóticos, o puede no llegar a alcanzar el nivel de funcionamiento deseado. Los niños y niñas con esquizofrenia manifiestan con frecuencia alucinaciones auditivas. Surgen ideas delirantes en más de la mitad de los niños/as con esquizofrenia; son de varios tipos, e incluyen las de persecución, grandiosidad o de carácter religioso. Los afectos embotados o inapropiados están presentes de manera universal en los niños y niñas con esquizofrenia.
A diferencia de los adultos con esquizofrenia, los niños y niñas que presentan este trastorno no presentan pobreza en el contenido de su lenguaje, pero hablan menos que los que tiene su misma inteligencia y son ambiguos en la forma en la que se refieren a personas, objetos y sucesos. Los déficits de comunicación observables en los niños y niñas con esquizofrenia son cambios impredecibles en el tema de conversación sin introducir el tema nuevo al interlocutor (asociaciones libres). Los niños/as con esquizofrenia no consiguen mejorar su comunicación con revisiones, estrategias para empezar verbalización. Estos déficits pueden definirse como sintomas negativos de la esquizofrenia infantil.
Otras características que suelen estar presentes con gran frecuencia en los niños y niñas con esquizofrenia son un funcionamiento motor deficiente, deterioros visoespaciales y déficit de atención.
El DSM-IV admite cinco tipos de esquizofrenia: paranoide, desorganizada, catatónica, indiferenciada y residual.

Diagnostico Diferencial:
Los niños/as con trastorno esquizotípico de la personalidad y los niños y niñas con esquizofrenia tienen muchas similitudes. El afecto embotado, el aislamiento social, los pensamientos excéntricos, las ideas de referencia y conductas extravagantes son frecuentes en ambos trastornos; sin embargo, en la esquizofrenia también se deben de presentar en algún momento sintomas psicóticos francos como alucinaciones, delirios e incoherencias. Cuando están presentes se debe excluir el diagnostico de trastorno esquizotípico de la personalidad. No obstante, las alucinaciones solas no justifican el diagnostico de esquizofrenia; los pacientes han de presentar deterioro de su funcionamiento o incapacidad de alcanzar el nivel de desarrollo, para justificar el diagnóstico de esquizofrenia. Las alucinaciones visuales y auditivas pueden aparecer como sucesos auto-limitados en niños/as no psicóticos que afrontan sucesos psicosociales estresantes graves, como la separación de los padres, y en niños y niñas que sufren una gran pérdida o un cambio significativo en su estilo de vida.
Los fenómenos psicóticos son habituales en niños o niñas con trastorno depresivo mayor, en los cuales pueden presentarse alucinaciones y, con menor frecuencia, delirios. Las alucinaciones y los delirios de la esquizofrenia tienen una mayor probabilidad de presentar una cualidad extravagante que en los niños/as con trastornos depresivos.
En lo niños y adolescentes con trastorno bipolar I, resulta difícil a menudo distinguir entre un episodio maniaco con características psicóticas de la esquizofrenia, si el niño no tiene antecedentes de depresiones previas. Los delirios grandiosos y las alucinaciones son típicos de los episodios maniacos, pero los clínicos deben, a menudo, seguir la historia natural del trastorno para confirmar la presencia de un trastorno del estado de ánimo.
Los trastornos generalizados del desarrollo, incluido el autismo con inteligencia normal, pueden compartir características con la esquizofrenia. Más notablemente, ambos trastornos cursan con dificultades en las relaciones sociales, historia temprana de dificultades en la adquisición del lenguaje y desviación constante en la comunicación; sin embargo, las alucinaciones, los delirios y el trastorno formal de pensamiento son las manifestaciones centrales de la esquizofrenia y no se esperan en un trastorno generalizado del desarrollo. Los trastornos generalizados del desarrollo se suelen diagnosticar a los tres años de edad, y la esquizofrenia con inicio en la infancia rara vez se diagnostica antes de los cinco.
A veces, el abuso de alcohol y de alguna otra sustancia puede dar lugar a un deterioro del funcionamiento, sintomas psicóticos y delirios paranoides. Un inicio repentino y flagrante de psicosis paranoide es mas indicio de un trastorno psicótico inducido por sustancias que un inicio insidioso.
Las enfermedades médicas que inducen características psicóticas son la enfermedad tiroidea, el lupus eritematoso sistémico y la enfermedad del lóbulo temporal.

Curso y Pronóstico:
Entre los factores predictivos importantes del curso y resultado de la esquizofrenia con inicio en la infancia se incluyen el nivel de funcionamiento del niño/a anterior al inicio de la esquizofrenia, la edad de inicio, el nivel de funcionamiento recuperado tras el primer episodio por el niño o niña y el grado de apoyo disponible en la familia.
En general, la esquizofrenia con inicio en la infancia parece tener peor respuesta a la medicación que la esquizofrenia con inicio en la edad adulta o en la adolescencia y su pronóstico puede ser peor. Los sintomas positivos -alucinaciones y delirios- tienden a responder mejor a la medicación que los síntomas negativos como el retraimiento".

Fuente: Salud y Psicología
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DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL

lunes, 10 de octubre de 2011

"El Día Mundial de la Salud Mental se conmemora todos los 10 de octubre, ha sido establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el propósito de cambiar nuestra forma de ver a las personas que padecen enfermedades y trastornos mentales. con una campaña que busca concentrar la atención mundial en la identificación, tratamiento y prevención de algún trastorno emocional o de conducta destacado para ese año.

El lema del día mundial de la Salud Mental para el 2011 es: Investing in Mental Health”, “El gran impulso: Invertir en salud mental” así este fin se orientan todos los esfuerzos de los países miembros de la La Confederación FEAFES con el respaldo de la respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS),

La salud física y la mental están imbricadas. Existe una necesidad real de hacer frente a los problemas de salud mental de las personas aquejadas de enfermedades físicas crónicas, así como de prestar asistencia física a las personas con trastornos mentales mediante un proceso continuo e integrado.

En todo el mundo hay unos 400 millones de personas que sufren trastornos mentales, neurológicos u otro tipo de problemas relacionados con el abuso de alcohol y drogas. Algunas de las enfermedades mentales más comunes son la esquizofrenia, Alzheimer, epilepsia, alcoholismo, depresión, manias, demencia, psicosis, entre otras.

Cuando hablamos de trastornos mentales, hacemos referencia al pensamiento humano y todas sus funciones, las cuales pueden desmoronarse, como un castillo de arena y verse afectadas por diferentes enfermedades que pueden aparecer en cualquier momento de la vida, desde que somos niños hasta la vejez. Es importante que sepamos que ninguno de nosotros es inmune a los trastornos mentales, no importa en qué país vivamos o si somos ricos o pobres.

Las cifras disponibles muestran que, en las Américas, la mayoría de los niños que necesitan atención de salud mental no reciben el tratamiento necesario. Desde una perspectiva financiera, está claro que el tratamiento temprano de niños y adolescentes puede reducir los costos de la atención en años posteriores así como también los costos sociales, por los comportamientos antisociales que pueden ser resultado del fracaso del tratamiento en la temprana infancia.

Además, el suicidio en los jóvenes es un problema de salud mental generalizado y es la tercera causa de muerte entre los adolescentes en todo el mundo, según esta investigación. El abuso de sustancias en adolescentes también es un problema mundial. La Organización Panamericana de la Salud - OPS está trabajando con los países para elaborar programas especiales para niños y adolescentes. La elaboración de estrategias apropiadas que enfoquen a la salud mental de los niños, además del mejoramiento de los servicios especializados puede tener un impacto positivo muy fuerte. La OPS fue establecida en 1902 y es la organización de salud pública más antigua del mundo. Es la Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud - OMS y trabaja con los países para mejorar la salud y elevar la calidad de vida de sus habitantes.

La Organización Mundial de la Salud, trabaja para lograr una mejora de la calidad de vida de las personas que tienen una enfermedad mental, así como de sus familiares y de todas las personas de su entorno. De igual manera, su objetivo es que la atención médica llegue cada día a más personas y que seamos consientes que aquellos que padecen enfermedades mentales necesitan menos exclusión, menos discriminación y más ayuda para poder desarrollarse y vivir mejor.

La salud mental no es sólo problema de unos pocos (un 12% de la población mundial) si no que es un problema que nos concierne a todos y cada uno de nosotros. No solo el que padece la enfermedad es el que sufre las consecuencias, sus familiares sufren igualmente los efectos devastadores de estas patologías".

Fuente:sunasa.blogspot.com


Imagen: logo de FEAFES

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TRATAMIENTO PSICOSOCIAL EN NIÑOS CON TDAH (1)

jueves, 6 de octubre de 2011

El tratamiento psicosocial es una parte crítica del tratamiento para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDA/H) en niños y adolescentes. Las publicaciones científicas, el Instituto nacional de salud mental (National Institute of Mental Health) y muchas organizaciones de profesionales están de acuerdo en que los tratamientos psicosociales orientados a la conducta, también denominados terapia conductual o modificación de la conducta, y el uso de medicamentos estimulantes tienen una base sólida de pruebas científicas de probada efectividad. La modificación de la conducta es el único tratamiento no médico para el TDA/H que cuenta con una amplia base de pruebas científicas.
El tratamiento del TDA/H en los niños a menudo implica intervenciones médicas, educativas y conductuales. Este método integral de tratamiento se denomina "multimodal" y consiste en la educación de los padres y el niño con relación al diagnóstico y tratamiento, técnicas de manejo de la conducta, medicamentos así como programación y apoyo escolar. La gravedad y el tipo de TDA/H podrían ser factores para decidir qué componentes son necesarios. El tratamiento debe adaptarse a las necesidades únicas de cada niño y familia.En una hoja de datos se definirá la modificación de la conducta se describirá la capacitación de los padres, las intervenciones escolares y las intervenciones infantiles efectivas y el bordardaje de la relación entre la modificación de la conducta y los medicamentos estimulantes, si hubiere, en el tratamiento de los niños y adolescentes con TDA/H.
¿Por qué usar tratamientos psicosociales?
El tratamiento conductual del TDA/H es importante por varias razones. En primer lugar, los niños que tienen TDA/H enfrentan problemas en su vida diaria que van mucho más allá de sus síntomas de falta de atención, hiperactividad e impulsividad, como el mal rendimiento académico y la mala conducta en la escuela, malas relaciones con sus compañeros y hermanos, falta de disciplina ante las órdenes de los adultos y mala relación con sus padres. Estos problemas son extremadamente importantes ya que predicen cómo se desempeñarán los niños con TDA/H a largo plazo.
Tres elementos son cruciales para predecir cómo se desempeñará un niño con TDA/H en la adultez.

1 -Si los padres utilizan métodos de crianza efectivos
2- Cómo se realciona el niño con otros niños y
3- Su éxito en la escuela
Los tratamientos psicosociales son efectivos para tratar estas áreas importantes. Segundo, los tratamientos conductuales enseñan habilidades a los padres y a los profesores que los ayudan a tratar los niños con TDA/H. También enseñan habilidades a los niños con TDA/H que los ayudan a superar sus deficiencias. Aprender estas habilidades es particularmente importante ya que el TDA/H es una afección crónica y por tanto serán de gran utilidad a lo largo de la vida de los niños.
Los tratamientos conductuales del TDA/H deben iniciarse tan pronto el niño recibe el diagnóstico. Hay intervenciones conductuales que funcionan bien en los preescolares, estudiantes de primaria y en adolescentes con TDA/H, además existe un consenso en cuanto a que el inicio temprano de la intervención es mucho mejor que el tardío. Los padres, las escuelas y los profesionales no deben postergar el inicio de los tratamientos conductuales efectivos en los niños con TDA/H.
El tratamiento conductual comprende tanto terapias sociales como psicológicas. Es una parte crítica del tratamiento para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDA/H) en niños y adolescentes.
A la modificación de la conducta o terapia conductual también se la denomina tratamiento psicosocial. Funciona mediante la modificación de la conducta del niño o adolescente. Las investigaciones muestran que los tratamientos conductuales son efectivos para los síntomas del TDA/H, sobre todo cuando se llevan a cabo junto con medicamentos estimulantes.
El tratamiento del TDA/H en los niños a menudo implica tratamientos médicos, educativos y conductuales simultáneamente. El tratamiento debe planificarse y ponerse en práctica sólo después de conocer qué necesidades individuales tiene cada niño y su familia.
¿Por qué usar tratamientos conductuales?
El tratamiento conductual para el TDA/H es importante porque ayuda en las siguientes habilidades:
• aumentar el rendimiento en la escuela
• habilidades de conducta, adaptación y organizacion en la escuela
• para hacerse amigos de la misma edad
• para llevarse bien con los padres y hermanos
Los tratamientos conductuales funcionan al enseñar a los padres, profesores y a los niños nuevas habilidades para manejar los problemas.
¿Qué es la modificación de la conducta?
Con la modificación de la conducta (o terapia conductual), los padres, los profesores y el niño con TDA/H aprenden nuevas destrezas para interactuar con los demás. Los adultos les enseñan a los niños o a los adolescentes nuevas maneras de comportarse al introducir cambios en la manera en como ellos mismos responden a las conductas. Con la modificación de la conducta todos aprenden técnicas y habilidades específicas de un terapeuta o educador con experiencia en el método, que ayudará a mejorar la conducta del niño. Los padres y los profesores luego utilizan esas habilidades en sus interacciones diarias con el niño que tiene TDA/H, lo que genera mejoras en el funcionamiento del niño en las áreas claves mencionadas anteriormente. Además, los niños con el TDA/H utilizan esas habilidades que han aprendido en sus interacciones con otros niños.
Los padres y los profesores deben usar las nuevas habilidades simultáneamente para obtener los mejores resultados. Para ello, deben hacer lo siguiente:
• Empezar con metas que el niño pueda alcanzar, poco a poco.
• Ser consistente, incluso a diferentes horas del día, en lugares distintos y al rededor de diferentes personas.
• Usar las habilidades nuevas a largo plazo, y no sólo por unos cuantos meses.
• Hay que tener presente que la enseñanza y el aprendizaje de nuevas habilidades llevan tiempo, y que el niño mejorará poco a poco.
La modificación de la conducta a menudo se denomina el modelo ABC: Antecedentes (cosas que provocaron las conductas o que sucedieron antes), Conductas (cosas que los niños hacen y que los padres y profesores desean cambiar), y Consecuencias (cosas que ocurren después de las conductas). En los programas conductuales, los adultos aprenden a cambiar los antecedentes (por ejemplo, cómo dar instrucciones a los niños) y las consecuencias (por ejemplo, cómo reaccionar cuando un niño obedece o desobedece una orden) con el fin de cambiar la conducta del niño (es decir, la respuesta del niño a la orden). Mediante el cambio constante de los modos en que responden ante las conductas del niño, los adultos enseñan al niño nuevas maneras de comportarse.
Las intervenciones de los padres, los profesores y los niños deben llevarse a cabo al mismo tiempo para obtener los mejores resultados. Los cuatro puntos siguientes deben incorporarse a los tres componentes de la modificación de la conducta:
1. Comenzar con metas que el niño pueda alcanzar con pasos pequeños.
2. Ser consistente, durante los diferentes momentos del día, las diferentes situaciones y las diferentes personas.
3. Implementar intervenciones conductuales a largo plazo y no sólo por unos cuantos meses.
4. Enseñar y aprender nuevas habilidades lleva tiempo y la mejoría de los niños será gradual.
Los padres que deseen probar un método conductual con su hijo deben aprender qué distingue la modificación de la conducta de otros métodos, de modo que puedan reconocer el tratamiento conductual efectivo y confiar en que lo que ofrece el terapeuta mejorará el funcionamiento del niño. Muchos tratamientos psicoterapéuticos no han demostrado ser efectivos en los niños con TDA/H. La terapia tradicional individual, en la que un niño pasa tiempo con un terapeuta o consejero escolar hablando sobre sus problemas o jugando con muñecas o juguetes, no es una modificación de la conducta. Las terapias "verbales" o "lúdicas" (por medio de juegos) no enseñan habilidades y no han demostrado ser efectivas en los niños que presentan TDA/H.
¿Cómo empieza un programa de modificación de la conducta?
El profesional de la salud comienza con la elaboración de un historial completo de los problemas del niño en el hogar, en la escuela y durante las actividades sociales. La mayor parte de esta información procede de los padres y los profesores, luego el terapeuta se reúne con el niño para evaluar y observarlo en diferentes contextos.
Esta evaluación debe dar paso a una lista de conductas objetivo para el tratamiento. Las conductas objetivo son aquellos comportamientos que necesitan ser modificados para que el niño mejore. Puede tratarse de conductas que deban eliminarse,o de habilidades nuevas que deban aprenderse.
Es posible que las áreas a las que apunte el tratamiento no sean los síntomas del TDA/H (tales como hiperactividad, falta de atención, y actuar de manera impulsiva y repentina sin pensar). En cambio, podrían abordar los problemas que esos síntomas causan en la vida diaria, tales como jugar sin entrar en conflicto con los hermanos y hermanas, u obedecer los pedidos de los padres, entre otras.
Se pueden llevar a cabo tratamientos conductuales similares tanto en el hogar como en la escuela. Los padres y los profesores vigilan de manera cuidadosa la respuesta del niño al tratamiento. El tratamiento se modifica a medida que el niño cambia.
El primer paso es encontrar a un profesional de salud mental que pueda ofrecer la terapia conductual. Encontrar el profesional indicado puede ser difícil para algunas familias, sobre todo para los que tienen una mala situación económica o social y que están aislados geográficamente. Las familias deben pedir a su médico de atención primaria una derivación o contactar a su compañía aseguradora para obtener una lista de los proveedores que estén dentro del plan de seguro, aunque es probable que el seguro de salud no cubra los costos del tipo de tratamiento intensivo más útil. Otras fuentes de derivación comprenden las asociaciones profesionales, hospitales y centros universitarios especializados en el TDA/H.
El profesional de salud mental empieza con una evaluación completa de los problemas del niño en su vida diaria, incluyendo el hogar, la escuela (tanto académica como conductual) y los entornos sociales. Gran parte de esta información procede de los padres y los profesores. El terapeuta también se reúne periódicamente con el niño para tener una idea de cómo es. La evaluación debe generar una lista de áreas objetivo para el tratamiento. Las áreas objetivo, con frecuencia denominadas conductas objetivo, son conductas que se desean modificar y que si se modifican, ayudarán a mejorar el funcionamiento y las deficiencias del niño así como el resultado a largo plazo.
Las conductas objetivo pueden ser conductas negativas que deben detenerse o nuevas habilidades que deben desarrollarse. Es decir que las áreas objetivo del tratamiento no serán los síntomas típicos del TDA/H, hiperactividad, falta de atención, impulsividad sino los problemas específicos que esos síntomas pueden causar en la vida diaria. Las conductas objetivo comunes del salón de clases consisten en "completar las tareas asignadas con un 80 por ciento de precisión" y "seguir las reglas del salón de clases". En el hogar, "jugar con los hermanos (sin peleas)" y "obedecer a los padres o sus órdenes" entre otras.
Una vez identificadas las conductas objetivo, se implementan intervenciones conductuales similares en el hogar y la escuela. Los padres y los profesores aprenden y ponen en marcha programas en los que se modifican los antecedentes ambientales y las consecuencias para cambiar las conductas objetivo del niño. La respuesta al tratamiento es supervisada constantemente, mediante la observación y medición, y las intervenciones se modifican cuando no resultan útiles o ya no son necesarias.

Fuente: www.help4adhd.org www.chadd.org.
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LA DISCRIMINACIÓN, UN COMPORTAMIENTO QUE NOS ALEJA DE LA PAZ

lunes, 3 de octubre de 2011

En septiembre se ha conmemorado a nivel global una campaña intentando aumentar la concienciación de todos los sectores de la sociedad para acercarnos a la realización de la paz que tanto anhelamos. Por motivos ajenos a mi voluntad no he podido subir este artículo realizado por Isha, maestra espiritual, Embajadora de Paz. En él hace un llamado a la reflexión y a la toma de conciencia a partir de nosotros mismos, porque es una realidad que todas y todos discriminamos de algún u otro modo o lo hemos hecho, y la no discriminación como muchas otras cosas empiezan por casa.

El artículo de Isha
"A través de las Naciones Unidas, Unesco y otras organizaciones, se extiende a través de las diversas acciones, a nivel artístico, cultural, la conciencia sobre este tema.
A la vez las noticias nos traen un desfile de dualidades que se oponen entre sí.
Paz sin Fronteras y la Asociación Española para el Derecho Internacional de Derechos Humanos se reúnen proponiendo: Pídele a la Asamblea General de la ONU que apruebe una Declaración Universal sobre el Derecho Humano a la Paz, que contenga las aspiraciones de la sociedad civil ( actuable.es). Al mismo tiempo la exposición de un miembro de la ONU provoca que otro grupo de representantes se retire de la sala en desacuerdo por sus diferencias de opinión o puntos de vista. Noticias de otro suicidio adolescente en Estados Unidos llevado a este extremo a causa del acoso escolar (bullying) basado en su elección sexual, por lo que la ídolo de este joven, Lady Gaga, se reúne con Obama para pedir una legislación que castigue esta forma de violencia escolar, y por otro lado, en el continente europeo, marchan contra la homofobia alzando su voz, llenando las calles de varias ciudades alemanas. Todo esto nos muestra sectores donde la discriminación, por el motivo que sea, es la idea detrás de estas acciones.
La discriminación proviene de una resistencia a aceptar cualquier cosa que esté fuera de nuestras estructuras. Discriminamos en contra de lo desconocido, en contra de aquello con lo que no nos identificamos, que no corresponde a nuestra teología, a nuestras ideas. Para poder definirnos a nosotros mismos como individuos, debemos tener una personalidad. Dentro de esta personalidad estructuramos sistemas de creencias, pero en cuanto comenzamos a identificarnos con ellas, sentimos que tenemos que defenderlas, porque ahora definen quienes somos. A medida que nos convertimos en amor-conciencia, nos damos cuenta que nuestros sistemas de creencias son simplemente ideas que hemos cultivado a lo largo de nuestras vidas. Empezamos a abarcar nuevas perspectivas con una mente más abierta ahora, en lugar de un rechazo automático. Cuando nos transformamos en amor, encarnamos todo. Cuando nos limitamos a nuestra personalidad y a los sistemas de creencias, no hay lugar en nuestras estructuras para nada más.
¿Cuántas de nuestras opiniones son realmente nuestras? En realidad muy pocas de nuestras convicciones vienen de nuestra experiencia directa, la mayoría son adoptadas de nuestras familias y la sociedad en general. Lo que es correcto en una parte del mundo puede ser considerado malo en otra. Lo que una generación rechaza, otra la puede integrar. Tener varias esposas en algunas culturas es ilegal, mientras que en otras es un símbolo de riqueza. El hecho de que una opinión sea generalizada no significa que sea válida, por ejemplo, cuando todos pensaban que el sol giraba alrededor de la Tierra. Si lo buscas, podrás encontrar validación para casi cualquier opinión que tengas. La ilusión siempre confirmará tus temores, ya que funciona como un espejo imparcial que te refleja de vuelta aquello en lo que te estás enfocando. Si tienes un miedo o un juicio, será fácil encontrar el apoyo externo que justifique tu prejuicio.
Prejuicio significa ir a la guerra. Prejuicio significa estar defendiendo siempre una idea y justificando nuestra discriminación con la excusa de un bien mayor - para el mejoramiento de la humanidad, la voluntad de Dios. Los "ismos" son siempre justificados a los ojos del que los promueve.
Históricamente, hemos lanzado bombas, luchado y sacrificado con el fin de proteger nuestras creencias. No hagamos eso ya más. Cada vez que luchamos por una opinión, incluso dentro de nuestra familia más inmediata, estamos creando nuestra propia mini-guerra. El conflicto que percibimos en el mundo es solo una manifestación de nuestra propia violencia interna. A medida que comenzamos a elegir la alegría, aprendemos a amar la dualidad del mundo y las diferencias de los otros, sabiendo que son aspectos de nosotros mismos. Descubramos la ligereza de la risa y escribamos un nuevo relato para los libros de historia por venir.
La naturaleza, con su infinidad de especies, colores y formas, abraza la diversidad. La naturaleza no niega ningún aspecto de sí. La belleza de sus paisajes radica en el contraste y la variedad. Como la naturaleza, el amor también celebra la belleza de la diversidad. En lugar de percibir lo diferente como una amenaza, el amor no silencia ninguna voz. Con cada cambio el mundo renace en una vibración superior, reafirmando los valores de la alegría y el amor, liberándose de la densidad del miedo.
A menudo es más fácil ver la discriminación en los demás que en nosotros mismos. El prejuicio se magnifica en el escenario mundial: la guerra, el racismo, el extremismo religioso y la desigualdad social. Podemos hacer una campaña para cambiar estas cosas, pero la forma más efectiva para transformar estos aspectos de la humanidad es tomando conciencia de ellos en nosotros mismos y hacer un cambio interno. Puede que tú no seas racista, clasista o sexista en sí, pero podrás encontrar lugares dentro de ti mismo donde discriminas. Puede que lo hagas comparando tu trabajo con el de otra persona, o juzgando el nivel de inteligencia de un tercero. Aunque sea mucho más sutil que la opresión abierta, sigue siendo discriminación. Al hacer el cambio en nosotros mismos, podemos empezar a asumir la responsabilidad de las cosas que deseamos cambiar en el mundo. Enfocándonos hacia el interior, volviendo a nosotros mismos, podemos transformar el mundo desde adentro.
Cada "NO" construye un muro nuevo, pero cada "SI" abre una nueva posibilidad.
¿En qué áreas tienes prejuicios hacia otras personas, lugares o cosas? Tal vez miras hacia abajo a las personas que embolsan tus comestibles en la tienda, o quizás frunces tu nariz a un tipo particular de alimentos. Y por otro lado, tal vez pones ciertas personas o cosas en un pedestal, respetándolos o valorándolos más que a los demás.
Presta atención a los pensamientos que tienes a lo largo del día, observando dónde discriminas. Pregúntate a ti mismo: ¿Son estas mis creencias, o son las creencias de mis padres, de mis abuelos, o de mi cultura? ¿Puedes soltarlos y abrir tu corazón a las cosas que has estado dejando fuera?
Hay un lema de la UNESCO que me gustaría citar: “Dado que las guerras comienzan en las mentes de los hombres, es en las mentes de los hombres que las defensas de la paz deben ser construídas”, es simplemente esto lo que te invito a hacer".

Observación: En la imagen figuran términos en idioma guarani como Koygua (tímido, vergonzoso) Maka y Ayoreo (etnias del chaco paraguayo) Kurepa término que se le da a los argentinos desde la guerra, viene de curepí, cuero de chancho por las botas que usaban.



Fuente:Newsletter de Isha/ Los andes
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COMO DECIR ADIÓS

lunes, 26 de septiembre de 2011

Este artículo lo tenía guardado y ahora es la ocasión para mostrarlo.


Ha llegado el momento de decir adiós.

Mi padre luego de interminables días de sufrimiento se ha ido. Fueron años muy difíciles. Estoy triste y devastada como toda mi familia. Sin embargo, un sentimiento de paz y alivio me acompaña ahora. Luego de tanto luchar por aferrarse a la vida obtuvo por fin su merecido descanso.

"Apenas unas pocas historias alcanzan para ilustrar la tristeza, la angustia y el dolor que implican los adioses. No conviene ser prisionero del pasado. Todos tenemos la posibilidad de sortear el dolor y convertirlo en algo que nos permita conectar con la vida de aquí y ahora. "Todos los días, en todo momento, ponemos en acto nuestra capacidad para decir adiós. Todos los seres humanos estamos entrenados para las pérdidas, sólo nos falta tomar contacto con esta sabiduría", sostiene la psicóloga Alicia López Blanco.
Esta parece ser la forma más clara y positiva de entender el duelo, ante todo, como una potencialidad. Así como poseemos resiliencia (la capacidad de superar y revertir las situaciones más traumáticas), todos tenemos, con más o menos recursos, la capacidad de atravesar el dolor que provocan las pérdidas. "Es necesario entender que el duelo por pérdidas es un proceso adaptativo esperable -explica el doctor Oscar Boullosa, médico psiquiatra-. Estar en duelo no es estar enfermo. El duelo se convierte en enfermedad cuando no se logra superar el dolor y hay que intervenir por medio de un tratamiento que suele requerir de fármacos y psicoterapia."
Estos dos conceptos -el duelo como potencialidad y el duelo como respuesta necesaria y adaptativa- son fundamentales para entender la importancia que tiene atravesar las situaciones de pérdida. Es necesario y saludable llorar, extrañar, aceptar, soltar, superar, transformar, seguir adelante. Y si no se puede, saber que siempre hay quien pueda brindarnos ayuda o acompañarnos en el camino de las sanas despedidas.
Desde ya que no es lo mismo decir adiós en cualquier situación de pérdida. Todo depende, claro está, del compromiso afectivo que tengamos con lo que hemos perdido, así como del deseo y la fuerza que podamos poner en juego para elaborar la pérdida.
Si hiciéramos un listado de situaciones dolorosas, al principio seguramente pondríamos la muerte y, a pocos pasos, la enfermedad, por su reminiscencia directa con la posibilidad de perder la salud y la vida. Muy en nuestro interior seguimos soñando con ser inmortales e invencibles, pero sabemos que, a nuestro pesar, todo y todos tenemos reservado un comienzo y un final.
Poder decir adiós también tiene que ver con otras cuestiones: una separación o un divorcio, una discusión sin retorno, una mudanza, el exilio, el despido, la renuncia o el retiro de la vida laboral, atravesar cualquier etapa o ciclo vital (la niñez, la adolescencia, ser adulto, envejecer). Salvando las distancias, una película, un libro, una canción, un plato de comida, una taza de café., también tienen un final, muchas veces, incluso, inesperado o amargo.
La lista seguramente continúa. Cada uno podrá sumar o calificar experiencias traumáticas, acorde con sus expectativas, posibilidades y estructura de personalidad. "En todos los casos, sencillos o complejos, cotidianos o inesperados, está implícita una muerte interior. Decir adiós -subraya Alicia López Blanco- implica despedirse de lo que fue y ya no volverá a ser."
En muchos casos, no sólo se trata de aceptar el adiós sino de resignificar la mirada sobre el cierre de una etapa.
Muchas veces, no sólo es el hecho o la figura de la pérdida en sí misma lo que impide o posterga la superación o la transformación del dolor. Lo que ocurre es que nos duele el alma por la valoración real de lo que se pone en juego en la pérdida. Es decir, toda separación es dolorosa; pero, más allá de la ausencia, de ahora en más estará la pérdida de todo lo que pusimos o creímos haber esperado y ofrecido en esa relación.
"La tristeza -señala López Blanco- aparece, inevitablemente, ante las pérdidas, y desaparece cuando logramos hacer el duelo. Si podemos separarnos de aquello que perdimos, podremos despedirnos de lo que ya no es ni será, y continuar siendo, esencialmente, nosotros mismos."
"El tiempo de los duelos depende de la capacidad que cada persona tiene de desapegarse y de la carga emocional adjudicada a la pérdida de la que se trate", explica López Blanco. Y agrega: "Cuando lo que parece estar en juego es la identidad, en caso de quedar excluido de un proyecto o del circuito laboral, el trabajo es reconstruir esa identidad que creemos perdida. Lo mismo ocurre cuando la identidad está ligada a otra persona, que se va o fallece. Más allá de los recursos y las herramientas de cada uno, el desafío es poder transformar el suceso y tomar contacto con lo que irremediablemente nace después de la muerte o la pérdida: otro camino, otra posibilidad, otras experiencias".
"Hay personas con mayor inclinación a los cambios que otras -advierte López Blanco-; hay personas más o menos creativas, con inteligencia práctica, emocional o relacional, más o menos desarrolladas. Además de las estructuras de personalidad, todo depende de las experiencias de pérdidas que cada uno haya tenido que atravesar, del aprendizaje que haya extraído de esa experiencia y de su capacidad de afrontamiento. Lo importante es tomar conciencia de la finitud de todo en la vida. Al aceptar este hecho hemos dado el primer paso para avanzar en la dirección del logro."
LA MUERTE UN CAPITULO APARTE
"En el duelo por la muerte de un ser querido, el dolor es mucho más profundo e inevitable. Cuanto mayor sea el amor experimentado hacia la persona fallecida, más grande y profunda será la pena, pero no hay que olvidar que la muerte es lo esperable en todos los casos.
"Tener conciencia de la finitud y de lo precario de la existencia puede ayudarnos a valorar más la vida, a disfrutar más del presente y los vínculos, y a estar más preparado para la muerte propia y la ajena", subraya la terapeuta Alicia López Blanco, quien cita a Sigmund Freud, cuando en su artículo Duelo y melancolía dice que "el papel del duelo consiste en recuperar la energía emotiva invertida en el objeto perdido para reinvertirla en nuevos apegos".
La elaboración sana de las muertes depende de muchos factores: el significado de la pérdida, el tipo de sentimientos que genera, los recursos personales de afrontamiento, la red social de apoyo, el entrenamiento basado en experiencias anteriores de pérdida o separación y los recursos espirituales (valores, creencias, apertura a lo trascendente).
La doctora en Psicología Laura Yoffe habla en su investigación sobre Los efectos positivos de la religión y la espiritualidad en el afrontamiento de duelos del fenómeno del afrontamiento religioso, haciendo alusión a que "los credos estimulan la superación de las pérdidas de seres queridos por medio de la fe, la plegaria, la meditación, los rituales, las creencias sobre la vida y la muerte, buscando ayudar a los que sufren a superar su malestar y aumentar los sentimientos positivos y el bienestar psicológico, afectivo y espiritual".
La espiritualidad y las creencias son ejes fundamentales en el trabajo del área de cuidados paliativos, en los que trabajan quienes preparan a los ancianos y enfermos para un buen morir y acompañan a los familiares sumidos en el dolor.
"Los duelos por pérdida se convierten en crónicos o patológicos cuando sentimos que quien ya no está se ha llevado una parte nuestra, nos ha escindido de alguna manera -explica López Blanco-. En ese caso no podemos discriminar lo propio de lo ajeno, y somos nosotros los que hemos perdido la conexión con nuestro propio ser."
Si bien suele dársele el mismo significado, en este contexto, es conveniente distinguir duelo y luto.
Ambos hacen referencia a las reacciones psicológicas que pueden tener quienes transitan la instancia de una pérdida significativa, pero así como el duelo es el sentimiento subjetivo, la experiencia personal del dolor que provoca la muerte es el luto hace referencia al proceso, al tiempo en el que se resuelve el duelo".
Estrategias
LA ACEPTACION ES CLAVE
"Siempre resultará más o menos sencillo "soltar" la experiencia y decir adiós según la importancia o el grado de afectividad que le asignemos a la pérdida, así como de los recursos que podamos desplegar en el camino necesario e inevitable del duelo.
Ante todo, afrontar el ejercicio de la aceptación, que nada se parece al acto de resignarse. Aceptar, aunque resulte paradójico para algunos, es adoptar una actitud activa y positiva frente a lo que parece una dificultad, un trauma o un callejón emocional sin salida. Resulta esencial poder aceptar que esto (lo que sea) es posible que pase, que de hecho ha ocurrido u ocurrirá, que puede provocar mucho dolor y que es necesario sentirlo para resignificarlo. Aceptar la pérdida y el dolor para dejar de juzgar y culpar a todos los cielos por lo ocurrido. El juicio es el origen del enojo y el enojo nos enquista en la parálisis de la violencia.
Aceptar es identificar, hacerse cargo, entender que es muy probable que -en ese momento- no tengamos la posibilidad de cambiar la realidad. Lo que pasa aquí y ahora no significa que no pueda modificarse mañana o en un futuro. Seguramente lo lograremos cuando podamos aceptarlo.
Resignarse, en cambio, es la desesperanza. Resignar es la mismísima negación, la inactividad. Es bajar los brazos, es resistirse a lo que pasa. Cuando nos escapamos del dolor, la bronca, la impotencia y la insatisfacción persisten y evolucionan. Cuando no aceptamos, al dolor le agregamos sufrimiento. Y en este escenario no sólo no hay posibilidad de cambio, sino que todo se torna más oscuro o lejano.
Si no acepto, me resigno. Y si me resigno, entrego mi vida a la indiferencia.
En su libro La salud emocional (Paidós, 2010), la psicóloga Alicia López Blanco sabe enunciar con precisión los pasos que podemos seguir para despertar esta capacidad que todos tenemos para elaborar las pérdidas:
Pedir ayuda: abrirse a compartir el sentimiento con aquellos que pueden contenernos y acompañarnos.
Hablar del tema: alivia enormemente narrar cómo han sido las cosas y describir los sentimientos, eligiendo interlocutores que puedan proporcionar una escucha activa y que se interesen sinceramente por lo que nos pasa. Puede escogerse a alguien del entorno cercano que pueda ser capaz de contener nuestra tristeza o solicitar ayuda terapéutica o religiosa, según la ideología o creencia de cada uno.
Abrirse al contacto físico: buscar la proximidad, la caricia o el abrazo de los seres queridos.
Respetar momentos de recogimiento: tratando de transitar con conciencia la experiencia emocional. Aunque en ese momento se tenga la impresión de que el dolor no va a tener fin, siempre lo tiene. El silencio y la soledad pueden ser beneficiosos si se encuentran en equilibrio con la compañía y el habla.
Llorar: dejar fluir el llanto tiene un efecto enormemente benéfico: promueve la relajación y la tranquilidad de espíritu, ayuda a drenar el dolor y a despedirse.
Agradecer, perdonar y perdonarse: es de gran ayuda, en el caso de cualquier tipo de pérdida, reconocer y agradecer lo bueno vivido con esa persona, actividad, objeto, casa, trabajo, amistad, ciudad, país, o lo que sea que ya no esté en nuestras vidas y extrañemos. También tratar de cerrar o sanar temas inconclusos mediante rituales: escribir (sólo para uno mismo) cartas de reparación, o realizar algún tipo de ceremonia de perdón o aceptación que tenga sentido para cada uno".

El autor es Eduardo Chaktoura
Imagen de Alma Larroca
http://blogs.lanacion.com.ar/bienvividos-calidad-de-vida/

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Etiquetas: Artículos, Familia, Vivencias y procesos

SIN DESCANSO, NIÑOS HIPEROCUPADOS

martes, 20 de septiembre de 2011

Estar sin descanso puede ser una característica de la época. Algunos expertos señalan que la hiperactividad no se traduce en un mayor éxito académico. La agenda de ocupación de los niños produce un impacto en los integtrantes de la familia sobre todo la madre que es la mayor de las veces quien lleva y trae a los hijos e hijas de sus multiples actividades.

"Chicos hiperocupados, familias agotadas", es un artículo de Alina Tugend para The New York Times

"NUEVA YORK.- Donde vivo, la mayoría de los padres prefieren negarse sus pequeños lujos antes que dejar de pagar las actividades de sus hijos/as. Lecciones de música, gimnasia, equitación, clases particulares, campamentos veraniegos, equipos de deporte? La lista es mucho más extensa.
"Las experiencias que creíamos que los niños/as necesitaban experimentar antes de la escuela secundaria se han adelantado a antes de la primaria -dice William Doherty, profesor de estudios familiares y director de terapia matrimonial y familiar en la Universidad de Minnesota-. Dentro de poco, estaremos hablando acerca de las oportunidades de liderazgo para los bebes."
Pero ¿cuál es el problema? Tal vez sea verdad que algunos padres exageran con las actividades extracurriculares, pero ¿no son éstas muy importantes para el éxito futuro de los niños/as?
De alguna manera, no ofrecer a nuestros hijos/as todas las oportunidades posibles "nos hace sentir malos padres", explica Wendy Mogel, psicóloga clínica y autora de La bendición de un 6 ( The Blessing of a B Minus , Scribner 2010)
Pero en el afán de darles todo a sus descendientes, algunos padres terminan no sólo gastando todos sus recursos financieros, sino también su propia energía emocional.
"Muchos padres están cansados por su propia extrema presión como padres -dice Bryan Caplan, profesor de economía en la Universidad George Mason-. Hacen tantos sacrificios y están tan estresados de tener que manejar de un lugar al otro, que explotan cuando sus hijos/as cambian la estación radial."
Pero ¿no vale la pena todo por el bien de nuestros hijos/as? No necesariamente. Algunas primeras respuestas de las más interesantes no son de los psicólogos, sino de los economistas.
Malas notas:
"Es fácil mirar a los niños/as más exitosos y admitir que todas las actividades son la razón de que lo sean", explica Caplan. Pero los estudios no parecen estar de acuerdo.
Steven D. Levitt, profesor de economía de la Universidad de Chicago, dijo que no pudo encontrar ninguna evidencia de que ese tipo de elecciones parentales se pudiera traducir en éxito académico.
"Y creo que -continuó-, en cuanto a la felicidad de los jóvenes, ese tipo de sobreexigencia conlleva un correlato negativo. Correr entre un evento y otro no es la manera como la mayoría de los niños quieren vivir sus vidas, por lo menos no los míos."
De acuerdo: los economistas hablan sobre todo acerca del éxito académico. Pero apuesto a que la mayoría de los padres creen que esas experiencias no son sólo para obtener buenas notas o que sean la clave para entrar en la universidad correcta, sino que son un estímulo para sus hijos./as
La mayoría de los padres saben que un número infinitesimal de niños y niñas serán de renombre mundial dentro de cualquier campo. Pero tal vez esas lecciones tan caras de golf les permitirán conseguir un lugar en el equipo del colegio, o que las clases de actuación impulsarán a su hija/o a conseguir un papel principal en la obra escolar.
¿Y qué padre no sueña con que las lecciones de piano logren inculcar en sus niños/as un amor a la música para toda la vida?
El problema es que muchos de nosotros creemos que cada niño/a tiene un talento oculto, dice Doherty, y que sentimos que les estamos fallando a nuestros hijos si no hacemos todo lo posible para ayudarlos a brillar.
Ciertamente, existen buenas razones para ofrecerles algunas de estas experiencias, pero también hay muchas negativas, si dependemos de ellas para sentirnos buenos padres, o si creemos que armarlos con una miríada de destrezas les va a garantizar su éxito futuro en la vida.
El deseo de ofrecer todas las posibilidades concebibles es un miedo desplazado acerca del colapso del futuro, en opinión de Mogel.
La realidad es que el hecho de no haber mandado a su hija a tomar lecciones de ballet a los 6 años no la privará de su carrera como primera bailarina. E incluso si un niño es un apasionado de algo, eso no significa que tienes que dejar todo en pos de eso. "Si es perjudicial para la salud de los padres o del resto de la vida familiar", aconseja Doherty.
O para la economía personal.
"Los padres pueden negar el acceso a bienes materiales, pero es muy difícil hacerlo para lo que llamamos oportunidades -explica Barbara Dafoe Whitehead, directora del Centro John Templeton para la Frugalidad y Generosidad-. El enriquecimiento parece sagrado e inviolable, y mentalmente ponemos esas ideas en una parte diferente de la cabeza. Los chicos tienen que entender que existen límites a lo que un padre puede hacer por ellos, pero es muy, muy difícil decir «Lo siento, no podemos pagarlo»".
Mi amiga Rachel decidió interrumpir las clases particulares de música para su hijo e hija después de alrededor de dos años. "Al comienzo, sentía como que los estaba engañando -comentaba-. Creía vivamente que la música era una parte muy importante de su educación."
Pero el precio, alrededor de 1000 dólares por semestre para cada uno, era demasiado, y sus hijos estuvieron de acuerdo; siguieron tocando sus instrumentos en la escuela.
"Les di la oportunidad de que se enamoraran de la música y no lo hicieron -continúa Rachel-. Tengo que confiar en que es lo correcto. Hasta estoy casi agradecida de que hayamos tenido que tomar esta decisión basada en cuestiones financieras. De otra manera, si les pudieras dar todo a tus hijos, quedarían boyando en una miríada de actividades sin esfuerzo o deseo de su parte."
La familia, primero:
Eso no significa que algunas actividades estimulantes fuera del marco escolar no sean importantes, pero de igual manera también lo es una vida familiar cariñosa y buena comunicación, según Doherty.
"Algunas veces, para bien del niño/a y del balance familiar, debes negarte a las actividades intensivas", explicó. Eso significa que si a tu hijo/a le gusta el fútbol, pueda jugar en los equipos amateurs, pero no en un equipo más profesional que le consuma demasiado tiempo.
Y debemos meternos en la cabeza la idea de que los niños que no comienzan las actividades temprano, no llegarán a lograr su potencial total. Después de todo, sabemos que el cerebro humano no madura totalmente hasta alrededor de los 25 años, según comunicó Doherty.
Entonces, ¿por qué el apuro?
La hija de 24 años de Mogel, psicóloga, es ahora una patinadora competitiva de roller derby y está realizando estudios de grado en relaciones de trabajo industrial.
"Si me hubieran dicho que le interesarían esas cosas cuando era más joven, nunca lo hubiera creído -comenta Mogel-. Tenemos esta idea de que la pasión es tan pasajera que hay que capturarla precozmente." Pero no es así.
Y si no disminuimos las actividades intensivas, podemos encontrarnos buscando costosas experiencias en otro lugar: el consultorio del terapeuta".

Fuente: La Nacion
Imagen:Google

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DESAFÍOS CONDUCTUALES EN LAS PERSONAS CON SÍNDROME DE DOWN

jueves, 15 de septiembre de 2011

Los desafíos conductuales siempre existen pero a pesar de la commorbilidad, no todas las conductas terminan siendo problemáticas si las evaluamos y tratamos apropiadamente. Un material de B. Patterson para National Down Syndrome Society

"La definición de “problema conductual” varía, pero hay ciertas pautas que pueden ser útiles para determinar si una conducta se ha vuelto significativa.

1. ¿Interfiere la conducta con el desarrollo y el aprendizaje?
2. ¿Estas conductas son disruptivas para la familia, la escuela o el lugar de trabajo?
3. ¿Esta conducta es perjudicial para el niño/a o adulto o para otros?
4. ¿Esta conducta discrepa con la que mostraría típicamente otra persona de una edad de desarrollo comparable?

El primer paso en la evaluación de un niño/a o adulto/a con síndrome de Down que presenta un problema de conducta es determinar si existe algún problema médico crónico o agudo que se relacione con la conducta identificada. A continuación hay una lista de los problemas médicos más comunes que pueden estar asociados a los cambios de conducta.

1. Déficit en la visión o la audición.
2. Función tiroidea
3. Enfermedad celíaca
4. Apnea del sueño
5. Anemia
6. Reflujo gastroesofágico
7. Estreñimiento
8. Depresión
9. Ansiedad
La evaluación realizada por el médico de cabecera es un componente importante de los exámenes iniciales para problemas de conducta en niños, niñas o adultos con síndrome de Down.
Los desafíos conductuales vistos en niños/as con síndrome de Down generalmente no son tan diferentes de los que se ven en los niños/as con desarrollo típico. Sin embargo, pueden darse a una edad más avanzada y durar algo más. Por ejemplo, las rabietas son comunes en los niños/as de 2 a 3 años, para un niño/a con síndrome de Down las rabietas pueden iniciarse a los 3 ó 4 años. Cuando se evalúa la conducta de un niño/a con síndrome de Down es importante observar la conducta dentro del contexto de la edad de desarrollo de ese niño/a, no sólo desde su edad cronológica. También es importante conocer el nivel de destrezas del lenguaje receptivo y expresivo del niño o niña ya que muchos problemas de conducta se relacionan con la frustración en la comunicación. En muchas ocasiones, los problemas de conducta se pueden tratar encontrando formas de ayudar al niño a comunicarse de forma más efectiva.
A continuación se enumeran algunos de los problemas de conducta más comunes informados por padres y maestros.
• Vagar o escaparse- lo más importante es la seguridad del niño/a. Esto incluiría tener en casa buenas cerraduras y alarmas y un plan escrito en el IEP en la escuela en el que se detalle el papel de cada persona en caso de que el niño/a se vaya del aula o del patio de recreo. Apoyos visuales tales como un cartel de STOP (detenerse) en la puerta o que los hermanos pidan permiso para salir, estos pueden ser recordatorios para que el niño/a pida permiso antes de irse de casa.
• Testarudez o conducta opositora- una descripción de la conducta del niño/a durante un día típico en casa o en la escuela a veces puede ayudar a identificar un evento que puede haber desencadenado la conducta de incumplimiento. A veces, la conducta de oposición puede ser la forma del niño/a de comunicar frustración o que no entiende debido a sus problemas de comunicación y lenguaje. Los niños y niñas con síndrome de Down se vuelven expertos en distraer a sus padres o maestros cuando sienten dificultades antes una tarea difícil.
• Problemas de atención- los niños y niñas con síndrome de Down pueden tener TDAH pero se deberá evaluar su lapso de atención y su impulsividad basándose en su edad de desarrollo y no estrictamente en la edad cronológica. El uso de escalas de valoración para padres y maestros tales como las escalas de valoración de Vanderbilt y la escala de valoración para padres y maestros de Connors puede ser útil para el diagnóstico. Los trastornos de ansiedad, los problemas de procesamiento del lenguaje y la pérdida auditiva también pueden presentarse como problemas de atención.
• Conductas obsesivo compulsivas- pueden ser tan simples como que siempre deseen la misma silla en la mesa o conductas repetitivas tales como hacer oscilar cuentas o cinturones cuando no estén participando directamente en una actividad. Este tipo de conducta se ve más comúnmente en niños y niñas más pequeños/as con síndrome de Down y aunque la cantidad de conductas compulsivas no difiere de las que se observan en niños/as típicos con la misma edad mental, la frecuencia y la intensidad de la conducta generalmente es mayor en niños/as con síndrome de Down.
• Trastorno de espectro autista- se observa autismo aproximadamente en 5-7% de los niños/as con síndrome de Down. El diagnóstico generalmente se hace a una edad más tardía (6-8 años de edad) que en la población general y la regresión de destrezas del lenguaje, si está presente, también ocurre más tarde (3-4 años de edad). Las estrategias de intervención son las mismas que para cualquier otro niño/a con autismo y es importante que se haga la identificación del niño o niña tan pronto como sea posible para que pueda recibir los servicios terapéuticos y educativos más adecuados.
¿De qué forma deberían los padres encarar los problemas de conducta en un hijo/a con síndrome de Down?
1. Descartar un problema médico que podría estar relacionado con la conducta.
2. Considerar el estrés emocional en casa, la escuela o el trabajo que puede provocar un impacto en la conducta.
3. Trabajar con un profesional (psicólogo, pediatra especializado en desarrollo, asesor) para desarrollar un plan de tratamiento para la conducta usando los ABC de la conducta. (siglas en inglés para antecedente, conducta y consecuencia de la conducta)
4. En casos particulares como el TDAH y el autismo se podrán recetar medicamentos.
Las estrategias de intervención para el tratamiento de problemas de conducta son variables y dependen de la edad del niño/a, la gravedad del problema y el entorno en el que la conducta se observe más comúnmente. Los programas locales de apoyo para padres a menudo pueden ayudar brindando sugerencias, apoyo e información sobre los programas de tratamiento en la comunidad. Los servicios psicosociales en el consultorio del médico de cabecera se pueden usar como atención de consulta en lo concerniente a los problemas de conducta. Los problemas crónicos ameritan la derivación a un especialista de la conducta con experiencia en el trabajo de niños/as y adultos/as con diversidad y necesidades especiales.

TDAH y síndrome de down
Problemas de atención en el síndrome de Down: ¿tienen TDAH?
El trastorno de déficit de la atención con hiperactividad, o TDAH, es un problema de la infancia diagnosticado comúnmente. El TDAH se caracteriza por una demostración constante de los siguientes rasgos: disminución de la capacidad para mantener la atención, conducta impulsiva y un exceso de movimientos inquietos o actividad motora no orientada.
Todos los niños/as, incluso los niños/as con síndrome de Down, evidencian estas características de vez en cuando. Pero los niños/as con síndrome de Down pueden mostrar estos rasgos con mayor frecuencia que otros niños/as de la misma edad.
¿Eso significa que su hijo/a tiene TDAH? Es posible, pero más frecuentemente indica que hay un problema médico que debe tratarse o que el programa educativo o el método de comunicación de su hijo/a requieren algún ajuste. En niños/as con síndrome de Down que tienen dificultad para prestar atención, el TDAH es un diagnóstico por exclusión. Antes se deben descartar otros problemas. A continuación, se ofrece información sobre esos problemas.

Problemas médicos que pueden parecerse al TDAH:
-Problemas de audición y visión
Para que un niño/a pueda prestar atención al material del aula, debe ser capaz de oírlo y verlo. Los problemas auditivos y visuales son comunes en niños y niñas con síndrome de Down. Las infecciones de oído y otitis son abrumadoramente comunes y, aún cuando se tratan, pueden causar pérdida de la audición por semanas. Las personas con síndrome de Down presentan anomalías estructurales en el oído medio que pueden causar pérdida de la audición leve a moderada de por vida.
Las dificultades para ver de cerca y de lejos también son comunes en el síndrome de Down, así como las cataratas y la ambliopía ("ojo vago").
¿Cómo se puede descartar la pérdida importante de audición o visión como una causa de problemas de atención? Para controlar la audición, se debe realizar una audiometría de potenciales evocados de tallo cerebral o una prueba de emisiones otoacústicas (ABR y OAE, respectivamente, por sus siglas en inglés) precozmente, a más tardar a los 3 meses, para utilizar como referencia. Las pruebas auditivas deben realizarse anualmente hasta los tres años de edad, y luego cada dos años. Se debe derivar a los niños y niñas con evaluaciones auditivas anormales a un especialista en oído, nariz y garganta (otorrinolaringólogo) para manejar las causas tratables de la pérdida de la audición.
Un niño o niña con síndrome de Down debe someterse a una evaluación de la vista durante el primer año de vida, y luego todos los años. Algunos niños/as pueden requerir seguimientos más frecuentes, dependiendo del diagnóstico de su problema visual.
-Problemas gastrointestinales
Las personas con síndrome de Down tienen mayor riesgo de presentar un cuadro intestinal llamado enfermedad celíaca, en el que el organismo no puede procesar una proteína que se encuentra en el trigo y en algunos otros cereales. Aunque los síntomas típicos de la enfermedad celíaca incluyen heces blandas, diarrea y poco aumento de peso, el cuadro suele presentarse únicamente con efectos muy sutiles sobre la energía y la conducta. Las personas con síndrome de Down también tienen predisposición al estreñimiento, que cuando es severo puede provocar dolor abdominal, pérdida del apetito y desasosiego.
Las recomendaciones actuales para el control gastrointestinal incluyen una exploración para descartar enfermedad celíaca entre los 2 y los 3 años de edad. Esta exploración debe incluir mediciones de anticuerpos antiendomisio IgA, así como de IgA total. Además, el médico de cabecera de su hijo/a revisará con usted la situación intestinal de su hijo/a en cada visita.
-Problemas tiroideos
Aproximadamente 30% de las personas con síndrome de Down tienen enfermedad tiroidea en algún momento de sus vidas. La mayoría tiene hipotiroidismo, o una glándula tiroidea hipoactiva; unos pocos tienen una enfermedad que se manifiesta en una glándula tiroidea hiperactiva (enfermedad de Graves). Una tiroides hipoactiva puede, entre otras cosas, hacer que el niño/a se sienta muy cansado y apático.
El exceso de actividad tiroidea puede causar agitación y desasosiego. Por lo tanto, ambos cuadros pueden parecerse a un déficit de atención y problemas de conducta.
Debido a que la enfermedad tiroidea también prevalece en esta población, y dada la dificultad de los médicos para detectarla solamente con el examen de su hijo/a, la lista de control del síndrome de Down recomienda realizar una prueba de hormonas tiroideas todos los años.
-Problemas del sueño
Los trastornos del sueño son sumamente comunes en el síndrome de Down. Estos trastornos son un grupo de cuadros con muchas causas distintas pero una cosa en común: todos interfieren con la capacidad para tener una buena noche de sueño. Como padres, deben saber que los niños/as cansados pueden comportarse de un modo muy diferente a los adultos cansados: pueden mostrarse inquietos, quejosos y difíciles de tranquilizar. Las personas de todas las edades tienen dificultad para concentrarse y aprender información nueva cuando están privados del sueño.
¿Cuáles son los trastornos del sueño comunes en las personas con síndrome de Down? La apnea del sueño, que son períodos cortos sin respirar durante el sueño, es especialmente común. Las personas con síndrome de Down tienen vías aéreas pequeñas, frecuentemente flexibles, que algunas veces pueden obstruirse parcial o totalmente durante el sueño por amígdalas y adenoides grandes o por el colapso de las paredes flexibles de las vías aéreas cuando el aire se exhala. Independientemente de la causa de la obstrucción, la persona que duerme debe despertarse brevemente para retomar la respiración. Algunos pacientes con apnea del sueño se despiertan cientos de veces por noche.
Los síntomas asociados con la apnea del sueño, pero que no son específicos del cuadro, incluyen ronquidos, mucho movimiento durante el sueño, somnolencia excesiva durante el día, respiración por la boca y posiciones poco habituales al dormir, tales como dormir en posición sentada o inclinado hacia adelante.
Cuando se sospecha que un niño/a tiene un trastorno del sueño, se debe realizar un estudio del sueño en un centro especializado acreditado.
-Problemas de comunicación que pueden parecerse al TDAH
Las personas con síndrome de Down pueden tener muchas barreras efectivas para comunicarse. Las habilidades de lenguaje receptivo de los niños y niñas con síndrome de Down, es decir, la forma como comprenden lo que se les dice, suelen ser mucho más sólidas que sus habilidades de lenguaje expresivo, o sea, cómo pueden decirlo. Con frecuencia, los padres comentan, "Él sabe lo que quiere decirnos, pero pareciera que no puede juntar las palabras o que nosotros no entendemos lo que nos dice." La participación en el aula también es más difícil. El niño/a puede expresar su frustración mediante acciones o distrayéndose.
-Problemas educativos
Los niños/as con síndrome de Down tienen una amplia gama de estilos de aprendizaje. Es posible que el equipo educativo de su hijo/a necesite intentar más de un método de presentar el material antes de descubrir lo que funciona mejor para su hijo/a. Si el material se presenta de una forma que no es compatible con el estilo de aprendizaje de un niño/a (por ejemplo, clases orales para un estudiante que necesita ayuda e indicaciones visuales), él puede parecer aburrido, inquieto e hiperactivo.
El nivel del material también puede ser un problema. Si se presentan a un niño/a conceptos demasiado difíciles para su nivel cognitivo, él puede "desconectarse" y parecer distraído. Un niño o niña que se aburre con material demasiado fácil, también puede prestar poca atención y mostrarlo en su conducta.
-Problemas emocionales
Debido a los problemas de comunicación mencionados anteriormente, las personas con síndrome de Down pueden tener dificultad para hablar sobre cosas que los hagan sentir tristes o molestos. Los cambios importantes en el estilo de vida, tales como una pérdida o una separación pueden propiciar alteración de la conducta adecuada en la escuela o el trabajo.

TDAH y síndrome de Down
No se tiene certeza sobre la frecuencia de TDAH en niños y niñas con SD. Sin embargo, los síntomas parecidos al TDAH son más comunes en los niños pequeños con síndrome de Down que en los niños/as de la población general. Síntomas tales como estereotipia (repetitividad), ansiedad o irritabilidad extrema en presencia de síntomas similares al TDAH pueden indicar otro trastorno, como autismo, trastorno bipolar o trastorno obsesivo compulsivo.
El TDAH no complicado es común en los niños/as más pequeños con síndrome de Down. Sin embargo, muchos niños y niñas con TDAH en edad escolar frecuentemente presentan otros cuadros conductuales que incluyen trastorno opositor desafiante, trastorno de conducta disruptiva o rasgos obsesivo compulsivos.
Próximos pasos
Si está preocupado porque su niño o niña presenta disminución de la atención, conducta impulsiva y movimientos inquietos excesivos u otra actividad motora no orientada, es adecuado que consulte a su pediatra, un pediatra especializado en desarrollo y conducta, neuropediatra o un psiquiatra infantil".



Fuente: ndss.org
Imagen: José en PDP

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Etiquetas: Aprendizajes, Artículos, Conducta, Hiperactividad, Informaciones, Síndrome de Down

"PERSONAS", NO ETIQUETAS A USAR PEYORATIVAMENTE

sábado, 10 de septiembre de 2011

Vuelvo a insistir de nuevo con el tema en el marco de esta campaña por un trato digno del término autismo sin mitos ni usos peyorativos e insto a que no nos cansemos de reclamar. Anteriomente mencioné como con cuanta facilidad el adulto otorga etiquetas a los niños y niñas, que los/as marcan durante toda la vida. Pareciera que no es así, que exageramos, pero una prueba fehaciente de ello es lo que ha venido ocurriendo desde hace tanto tiempo al utilizar los términos como autismo y otros en forma peyorativa. He trabajado desde hace mucho por la integración y la inclusión de las personas y he oído como se han utilizado estos términos, con o sin intención, eso es lo de menos, porque la connotación igual marca negativamente, humilla y confunde al quien no está adecuadamente informado y ni hablar si estos son niños/as. Me sorprende saber que hasta hoy políticos, periodistas, líderes, gobernantes, empresarios y hasta incluso maestros utilizan indiscriminadamente, sin pensar, con total falta de criterios y arbitrariamente estos términos para referirse a personas o situaciones. Considero esto una situación de abuso y maltrato, ya que daña enormemente no solo la identidad de la persona sino que afecta las posibilidades de ser aceptados e incluídos, agranda la distancia del camino construido por tantos padres, organizaciones y profesionales, tira por la borda tantos logros llevados con esfuerzo hacia el camino de los derechos.
Nunca una etiqueta, un mito o una falsa creencia ha beneficiado a nadie, sea esta positiva o negativa ya que dependiendo de la situación puede ser ventajosa o no. En este caso las desventajas están a la vista, perpetúan la imagen de un reconocimiento de los demás lleno de prejuicios, margina, inhabilita y encierra a los niños/as, jóvenes y personas adultas dentro de esa etiqueta disminuyendo sus posibilidades de ser reconocidos como lo que realmente son: PERSONAS CON POSIBILIDADES, distintas sí, en diversidad pero IGUALES EN DERECHOS.
Indigna ver cuantas personas aún siguen utilizando de esa manera los términos y lo seguirán haciendo totalmente ajenos a las realidades o circunstancias particulares y con esta actitud seguirán encasillándolos. Mirar el personaje es etiquetar y encasillar, mirar a la persona es darle la verdadera identidad y respeto que se merecen como tal. Es hora que todos y todas vayamos cambiando esos hábitos nocivos que repetimos muchas veces por patrones preestablecidos como la construcción de personajes o etiquetas en nuestro relacionamiento social y nos mostremos mas humanos, demostrando un verdadero interés en las personas y aceptando la diversidad que es compleja, pero inherente a todo ser humano.
Sería interesante que las personas hagamos un replanteamiento y a través de la reflexión tengamos la honestidad de reconocer nuestras equivocaciones. Que abramos nuestra mente y reconsideremos que actitudes como estas son nocivas y hacen daño. Que tengamos un cambio de mirada por una más positiva. Que miremos más allá del personaje, la etiqueta o la condición y que demos las oportunidades a las demás personas a desarrollarse con dignidad.



Ilustración: Fátima Collado

Más información sobre la campaña con Anabel Cornago o Cristina López

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Etiquetas: Asperger, Autismo, Derechos, Desafíos, Diversidad, Inclusión, Valores

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