La madurez emocional no es solo una etapa cronológica de la vida de los/las jóvenes sino un estado mental, una actitud que los tiene que acompañar durante los procesos de crecimiento personal en su vida. La personalidad se puede presentar por etapas y no necesariamente madurar en forma integral, es así que podemos ver que sobre todo la madurez intelectual precede a la madurez afectiva porque el mismo entorno valora más lo intelectual y lo promueve. Hacerse cargo de uno mismo, es esa gran aventura que empieza en la adolescencia y continua a lo largo de nuestra existencia con todos los procesos y etapas vitales que vamos pasando, y es un proceso que no será fácil sobre todo en los jóvenes con diversidad funcional. Asumir roles y responsabilidades, aceptar cambios, hacerse cargo de si mismos, entre tantas cosas les cuesta mucho. Es por eso que deben ser preparados desde lo emocional y desde pequeños para enfrentar lo que la vida y el futuro les depare. No siempre la edad viene acompañada de madurez emocional, más personas de los que creemos siguen comportándose como niños toda su vida. Y al decir esto nos referimos a todas y todos, con o sin supuestas discapacidades. En líneas generales, los y las jóvenes de hoy tardan más en llegar a la madurez que en generaciones anteriores. A quienes tienen una discapacidad intelectual le lleva mucho más. Asumir responsabilidades y saber enfrentarse a las dificultades de la vida, se ve cada vez como algo más difícil de encontrar ya que el entorno promueve actitudes que los mantienen como eternos adolescentes. En el campo de las necesidades educativas especiales, se ha trabajado mucho en el desarrollo de la mente racional del niño/a, dejando de lado la mente emocional. Estas competencias intelectuales son un componente importantísimo a desarrollar en los niños con síndrome de Down, Autismo, Asperger, etc. sin embargo, es indudable que deben emparejarse con otros contenidos como son el hecho de que el niño aprenda a quererse, a conocerse, a saber relacionarse y a desenvolverse, poniendo en práctica estas habilidades tan importantes en la vida cotidiana para cualquier persona. La madurez afectiva es un aspecto de la personalidad muy relacionado con lo biológico. Esta madurez afectiva tiene mucho que ver con la propia apreciación que hacemos de nosotros mismos y de los demás. Para lograr una personalidad equilibrada y libre, es conveniente educarnos en los valores y en las virtudes. Para la madurez afectiva es también muy importante el ambiente en el que se educa al niño/a y los/las jóvenes. Si el ambiente es de cariño y aceptación, la persona asimila los criterios sobre lo adecuado y lo inadecuado. Si lo que hay es temor en la infancia, sobreprotección, esto entorpece esta asimilación. La falta de cariño produce inseguridad y un sentimiento extra de no valoración. Unida a la inseguridad puede surgir la angustia y la frustración entre otros aspectos. Educados en un marco de valores y virtudes cada uno podrá ser más dueño de sí mismo; y por lo tanto más libre y más feliz. La fortaleza es una de las virtudes en la cual hacemos hincapié con los y las jóvenes, la resiliencia, la capacidad de enfrentar situaciones adversas. Los valores de la familia, esa estructura adquirida como base, más la educación posterior le dará a los adolescentes seguridad y el marco de referencia para manejar y encauzar su conducta a lo largo del transito hacia su vida adulta. Es importante inculcar madurez en los adolescentes y jóvenes para prevenir dificultades de adaptación con el entorno y con los demás. Sabemos que ocasionalmente podrían presentar trastornos de personalidad que a su vez desencadenan en variadas y diferentes psicopatologías a medida que van creciendo. Sabemos que no es una tarea fácil para los padres y educadores educarlos, exigirlos para que ellos mismos puedan exigirse a si mismos y sortear los obstáculos que la vida les pone, mejor dicho; nos pone a todos/as, y se nos dificulta no caer en hábitos y conductas inadecuadas. Por lo tanto las actitudes de los padres, madres y su influencia les permitirán protagonizar su vida de manera autónoma o lo más independientemente posible. Actitudes que también responsabilicen y comprometan, respetando sus derechos y teniendo en cuenta su medio y a los demás cuando se decidan a tomar acciones para insertarse en la sociedad. Desde luego que no podremos medir la madurez en todos/as por igual, pero también en ellos/as trabajamos la aceptación y la no aceptación de si mismos, su identidad, su condición, la rigidez mental, obsesiones, miedos, indecisiones, la coherencia interna, el criterio real, la tendencia a ser lo que no se es, aspectos que se dan de igual forma en todos los humanos. El desafío es entonces que aprendan a pensar, a decir y hacer o actuar sin grandes contradicciones, con convicción y criterios. La personalidad madura se consigue por un adecuado desarrollo de la inteligencia y la voluntad. Este proceso dura toda la vida, venciendo obstáculos de todo tipo, por medio de ejercicio de la inteligencia y la voluntad conocemos nuestros estados de ánimo, podremos controlar su desarrollo y aprenderemos a resolver los conflictos de manera más madura.
EL DESAFÍO DE LA MADUREZ
viernes, 1 de octubre de 2010
Publicado por Programa de Desarrollo Psicosocial
Etiquetas: Desafíos, PDP jóvenes, Vivencias y procesos
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5 comentarios:
Qué difícil Carmen!!!! Si yo me sorprendo de lo inmadura que fui hace un año, y es algo que me pasa todos los años, si me sorprendo de lo inmaduras que pueden ser personas ya grandes, es xq a todos nos cuesta mucho, y supongo que como decís, es algo de toda la vida. Pero qué difícil ayudar a nuestros hijos en esto. Como siempre digo, menos mal que hay mucha gente guiándonos en esto!
Besos
Es muy dífisil Marina! porque entra a jugar muy fuerte el tema de la afectividad. Nosotros hemos logrado niveles increíbles con personas que tienen síndrome de Down y Asperger reforzando fuertemente es aspecto emocional con las terapias y dinámicas. Abrazos,Carmen.
Hola Carmen :)
Sí que hay mucho adolescente dando vuelta a los 50 y más, supongo ha sido siempre así.
Hoy es notorio el no querer crecer, justamente hablábamos con dos amigas sobre ésto y nuestros hijos, ayer.
Eso que soy grande para algunas cosas y para otras no hayyyy cómo hacen renegar!
Besossssssss
jaja Tienes razón, no tengo idea si fue siempre así, es más probable que ahora seamos más inmaduros que antes, como todo ha cambiado tanto. Los padres son más permisivos con los hijos, están menos tiempo con ellos para contenerlos, una serie de factores. Pero cuesta crecer y madurar y además no nos permiten. Abrazos Graciela, Carmen
Carmen soy tu compañero de trabajo.. En todos estos años, he notado la gran diferencia cuando se trabaja los aspectos psicosociales, emocionales en una niña o niño que cuando no se trabaja.. al trabajar estos aspectos, la niña o niño crece con otro criterio y madurez, está como más concientes de sus limitaciones y habilidades, es una niña o niño más controlado, autorregulado,, sin perder su individualidad y su personalidad, sino al contrario,, tiene más herramientas para enfrentar mejor cada transición, cada cambio,, está más preparado ante cualquier eventualidad (ante la adversidad), te felicito por este artículo..
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